"La crónica periodística da cuenta de que una de estas mamás precoces quedó embarazada por primera vez a los 12 años. Perdió a ese bebé naturalmente y quedó nuevamente embarazada al año siguiente cuando su tía se la "olvidó" en casa de un muchacho." 

Para no responsabilizar a una niña de 12 años, el "periodista" señala a la mujer que tiene más cerca: la tía. Se la "olvidó", dice el texto, cuando en realidad la niña no fue "olvidada", fue abusada y del abusador, paradojicamente, no sabemos nada. 

Es importante hacer foco en la palabra abuso porque eso es lo que sucede con cualquier menor de 14 años que tiene relaciones sexuales. 

Según nuestro código penal toda relación sexual de un niñe de 13 años y 364 días es considerada no consentida y por lo tanto, violencia sexual. 

"El relato de estas realidades mueve a reflexionar sobre lo que es natural en la mujer, lo que le viene de su instinto de madre, lo que le nace de sus ovarios casi infantiles."

Quien escribió esta nota debe informarse para no desinformar. No hay evidencia científica de ningún tipo sobre la existencia de tal instinto "natural" impuesto a las mujeres. ¿Y el instinto paterno? Qué extraño, ese si acordamos que no existe. 

De lo que sí hay evidencia científica es de los riesgos que corren esos "ovarios infantiles" al ser expuestos y obligados a gestar.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las niñas embarazadas enfrentan mayores riesgos de eclampsia (convulsiones seguidas de un estado de coma), endometritis puerperal e infecciones sistémicas. 

"Encarnado, corporizado, ese instinto vital de preservación arrasa con todo lo que se ha dicho y escrito desde una teoría reñida con el derecho a la vida. Despedaza el pañuelo verde, al error inducido del ´yo decido sobre mi cuerpo´, al feto como desprovisto de vida, entre otras denominaciones eufemísticas creadas para bajar la carga emocional que encierra decir que hablamos de un hijo desde el minuto de la concepción, de un bebé por nacer que se desea eliminar asesinándolo."

De nuevo, la mentira del instinto para justificar el delito. En un contexto donde 1 de cada 5 mujeres de nuestro país sufrió abuso sexual en la infancia (dato de UNICEF) y con una tasa creciente de embarazo adolescente, el pañuelo verde no sólo es necesario sino urgente. 

Lejos de ser un asesinato, desde 1921 se reconoce nuestro derecho a interrumpir un embarazo en caso de violación o riesgo en nuestra salud. Sin embargo, el caso de Jujuy es una muestra clara de que la interrupción legal del embarazo no se cumple en nuestro país, marcando la necesidad de un aborto legal, seguro y gratuito.

Pero esta editorial va más allá, hace apología del delito,  desconociendo la legislación actual y vulnerando aún más los derechos de las niñas. 

"Admiración hacia las niñas madres, madrazas por cierto. Tristeza para las "abuelas abortistas" que felizmente no lograron su criminal propósito."

Más que admiración, una nena violada y madre genera preocupación. No sólo porque todo el sistema le falló sino además porque una maternidad a esa edad implica muchísimos peligros.

El Comité de los Derechos del Niño alerta sobre el mayor riesgo que tienen las adolescentes embarazadas y puérperas de experimentar síntomas depresivos y desarrollar pensamientos suicidas en comparación con las mujeres adultas en el mismo estado.

Y cabe destacar, que serán esas "abuelas abortistas" quienes contengan a esas niñas vulneradas de todos sus derechos. 

"Una sociedad madura y solidaria no será aquella que condene y rechace a las jóvenes madres y a sus hijos por nacer. Tampoco aquella que les imponga un aborto en la falsa creencia de que se trata de un estorbo, un problema que han de quitarse de encima."

El aborto jamás es una imposición. El acceso a este derecho fundamental requiere de la voluntad de la persona gestante. 

La Campaña por el Aborto Legal Seguro y Gratuito lucha por la autonomía, por el derecho a decidir y para que ninguna editorial de ningún diario, basados en sus creencias personales, le diga a las niñas lo que deben y no deben hacer.