A Lucía Pérez, una joven de 16 años de Mar del Plata, la conocimos por sus fotos despeinada, sonriente y llena de vida. Desde el 8 de octubre de 2016 supimos de que se fue de su casa y que no volvió, que la violaron, que la mataron.

Como es costumbre, nos enteramos de todos los detalles de su vida, y tuvimos que salir a explicar, nuevamente, que nada de lo que hiciéramos o dejáramos de hacer justifica nuestro asesinato. Desde el primer momento, exigimos justicia.

Ese octubre de 2016 cada día que nos levantábamos nos encontrábamos con una muerta más y con medios que parecían tratar de defender lo indefendible, de explicar lo que sólo se explica entendiendo que vivimos en un mundo machista.

La indignación llenaba las redes sociales pero había que hacer algo más, había que poner el cuerpo por todas las que ya no podían hacerlo.

Ese 3 de octubre, en Polonia, las mujeres hacían un paro para defender sus derechos reproductivos. El 13 de octubre se hizo la asamblea convocada por el colectivo Ni Una Menos y se definió el primer paro nacional de mujeres, lesbianas, travestis y trans. 

En la asamblea se habló de nuestro rol como trabajadoras no reconocidas dentro de los hogares y de nuestras peores condiciones laborales en el mercado de trabajo. Sin nosotras el sistema no funciona. 

Se convocó a parar y hacer un ruidazo a las 13 hs, en todos los espacios de trabajo, en las calles, en las casas. Por el luto nos vestíamos de negro. A las 17hs marchamos. "Mientras la CGT toma el té nosotras tomamos las calles", se decía por esos momentos en lo que fue el primer paro de la era Cambiemos.

A partir de este paro y el de las polacas es que se organizó para el 8 de marzo de 2017 el primer paro internacional de mujeres. "Si nuestra vida no vale, produzcan sin nosotras" y "Si nosotras paramos se para el mundo" eran las consignas. 

La organización estaba hecha y sentó precedente, se organizó en 2018 con una adhesión en más de 60 países y para 2019 se espera que sea aún mayor.

Después de dos años comenzó el juicio por el caso de Lucía Pérez, había tres imputados por abuso sexual y femicidio: Juan Pablo Offidani de 43 años, Matías Farías de 25 y Alejandro Maciel de 60 años.

La condena, lejos de ser ejemplar como exigían los padres de la víctima, fue la absolución de la causa de su asesinato y condenados por venta de estupefacientes. La muerte de Lucía no tiene más culpables que ella misma. 

A mi hija la volvieron a matar, dijo la mamá de Lucía cuando conoció la (no) sentencia y un fallo de 66 paginas donde se culpabilizá constantemente a la víctima. 

El repudio fue generalizado y leer una sentencia tan expresamente machista nos enfrento nuevamente con la Justicia Patriarcal.

El repudio cruzó fronteras, la Organización de los Estados Americanos (OEA) hicieron un llamamiento a la Corte Suprema de nuestro país por el caso ya que los criterios que fueron aplicados en la sentencia de Lucía “construyen en la sociedad un mensaje de tolerancia hacia la violencia contra las mujeres y reflejan claros estereotipos de género utilizados para decidir el caso".

Nuevamente nos encontramos en asambleas en todo el país. La mamá de Lucía vino hasta Capital para decirnos que nada le iba a traer a su hija de nuevo, pero que ella era todas nosotras.

Se definió un nuevo paro nacional de mujeres, lesbianas, travestis y trans. Por Lucía y por todas paramos contra la Justicia Patriarcal.

Esta primera mitad del año cada 31 horas hay un femicidio según el Observatorio de Femicidios de la Defensoría del Pueblo de la Nación.

Por primera vez, para quienes vivimos en la Ciudad de Buenos Aires, vamos a hacer una concentración feminista en Tribunales: el símbolo de la (in) justicia. Luego marcharemos hasta el obelisco para terminar en Plaza de Mayo.

Habrá concentraciones y marchas en todo el largo y ancho del país porque Lucia somos todas.