El 23 de junio del año 2016 se celebró en el Reino Unido y Gibraltar el referéndum sobre la permanencia o no en la Unión Europea, acontecimiento que con el 51,9% de los votos significó la retirada de esta comunidad.  

El primer impacto lo sufrió David Cameron, el por entonces primer ministro, quien había sujetado su continuidad en el cargo en función a esta decisión. Fue entonces que se produjo la llegada de Theresa May, encargada de encauzar las negociaciones para este evento y cuyas rendiciones tuvieron lugar esta semana con la presentación del acuerdo alcanzado.

Como mencionara anteriormente, fue a partir de esto que se puso en jaque el futuro política de May, así como se produjo la renuncia de dos ministros del gobierno.

Después de dos años y medio de negociaciones, en el día de hoy el Parlamento decidirá (a las 22:00 horas) sobre un proyecto de ley que dicta los términos de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.

El proyecto determinaría la relación comercial y de inmigración entre Gran Bretaña y el bloque hasta fines de 2020, mientras se negocia paralelamente un acuerdo permanente.

Si el Parlamento diera luz verde, el próximo viernes 29 de marzo se oficializaría la salida de la Unión Europea con un acuerdo.

Lo cierto es que esta alternativa parece la menos probable. El principal punto de conflicto (ahora) es el llamado backstop, o salvaguarda irlandesa, punto que establece que el Reino Unido permanecerá dentro de la unión aduanera hasta que se apruebe un nuevo acuerdo comercial. Y que si no lo alcanzan en el plazo previsto, a finales de diciembre de 2020, Irlanda del Norte seguirá formando parte de ese espacio.

Salvo que ocurra lo inesperado, el Parlamento de Reino Unido rechazará el proyecto en cuestión. May debe regresar al Parlamento antes del lunes con un plan de respaldo. Si no se aprueba nada para el 29 de marzo, Gran Bretaña haría una salida "sin acuerdo" del bloque, lo que podría plantear graves riesgos económicos.
 

Sí. La primera depende del nivel de rechazo que existe. Si la derrota en la votación de hoy es por poco margen, puede buscar revisarse el acuerdo y que el mismo sea votado nuevamente.

Pero al mismo tiempo, con poco tiempo para poder negociar nuevamente con el bloque europeo, otra posibilidad es que Theresa May decida posponer la salida sin una fecha determinada.

Una última alternativa sería convocar a un nuevo referéndum y volver a consultar a la ciudadanía si en efecto, después del tiempo transcurrido, deciden cambiar de opinión.

Tal como están las cosas, Gran Bretaña abandonará la Unión Europea el 29 de marzo. La mayoría de los expertos predicen que un Brexit sin acuerdo tendría graves consecuencias económicas.