En la misma jornada en que se conoció que la firma Latam declaró la quiebra, la aerolínea Lufthansa y el Gobierno de Alemania alcanzaron un acuerdo de rescate valuado en aproximadamente 9.000 millones de euros para permitir a la compañía superar la crisis económica derivada de la pandemia por el coronavirus. 

Dentro del acuerdo de salvataje, el Ejecutivo a cargo de Angela Merkel se hará con el 20% de las acciones (con opción a 25% más una acción en el caso de una adquisición hostil) y podrá nombrar a dos representantes en el consejo, aunque los mismos serán parte de lo que se denomina como participación silenciosa (solo votarían en circunstancias extraordinarias). 

De esta manera, el Gobierno pasará a ser el principal accionista de la empresa en tanto que Lufthansa cuenta con un plazo de tres años para realizar el reembolso en cuestión. No obstante, desde el Ejecutivo , que ha establecido un fondo de 100.000 millones de euros para tomar participaciones en compañías afectadas por la crisis económica, afirmó su intención de vender la participación de Lufthansa a fines de 2023.

Según informó la agencia Reuters, el rescate incluye un préstamo de 3.000 millones de euros del banco semiestatal KfW, además de un bono convertible que podría ser canjeado por una participación estatal adicional del 5% en caso de que un tercero hiciese una opa sobre la aerolínea. 

El monto restante para acceder hasta los 9.000 millones procedería del fondo estatal para la estabilización aprobado por el Gobierno alemán para hacer frente a la pandemia del coronavirus. 

Lufthansa cuenta con una planta de 140.000 empleados en todo el mundo e informó que desde que se inició la crisis causada por la pandemia dejó cerca de 700 aviones sin uso y redujo al 60% de sus trabajadores a tiempo parcial. 

La firma alemana no es la única aerolínea golpeada por el efecto del coronavirus, ni tampoco la única asistida desde el Estado. Por caso, la española Iberia obtuvo un préstamo de 750 millones, en tanto que en Francia y Holanda, Air France y KLM, se encuentran negociando lo propio. 

La medida presenta una resonancia, al menos general, para con la intención de la diputada Fernanda Vallejos, quien el pasado 17 de mayo comentó que “si el Estado decide subsidiar a grandes grupos, sería razonable, como lo han hecho antes y lo están haciendo ahora las economías más desarrolladas, que lo haga no como un regalo a esas empresas, sino a cambio de una participación en el capital de las compañías”.