Los allanamientos en la casa de Mariano Cordi, el hombre que asesinó a Valeria Coppa a plena luz del día y frente a la Catedral de San Carlos de Bariloche, añaden otro oscuro capítulo a este caso que es de por sí estremecedor.

En primer lugar, la reconstrucción de los hechos ayuda a delinear los últimos movimientos del femicida, actualmente prófugo de la Justicia: tras matar a su ex pareja de un disparo, la Policía pudo determinar que acudió a la casa de un amigo al que le confió: "Me mandé una cagada, la maté".

Acto seguido, Cordi se habría encerrado en el baño con el arma homicida, nuevamente cargada, aparentemente con la intención de quitarse la vida. Su amigo, impidió este suceso por lo que aquel se habría enojado y habría partido hacia lo de otro conocido.

Con este otro hombre, se dirigían a comprar unas chapas cuando, circulando por la zona de la Escuela de Arte La Llave, Cordi le pide a su acompañante que se baje del vehículo sin brindarle explicaciones.

Bombas y armas caseras

Personal de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y de la Policía de la Provincia de Río Negro desplegaron un extenso operativo en la vivienda del criminal, situada en uno de los barrios periféricos de Bariloche.

Allí, mientras la división de Toxicomanía de la Policía provincial examinaba dos containers situados al lado de la casa, hallaron lo que se conoce como "cazabobos", un explosivo de fabricación casera. Como se desconoce si esta bomba casera estaba activada o no, la PSA trajo una cámara para detonar explosivos.

También se confirmó que el arma homicida era de fabricación casera: denominada "birome", es una pistola calibre .22.