México dio inicio al 2019 con una nueva ilustración de la violencia política que atraviesa al país. En el día de ayer fue asesinado en el Estado de Oaxaca, Alejandro Aparicio, quien fue acribillado a balazos mientras se dirigía al Ayuntamiento por primera vez tras haber tomado posesión.

Aparicio formaba parte del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), espacio político que constituyó el arribo del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

Lo cierto es que la violencia es una problemática endémica en México así como uno de los principales desafíos para el mandatario entrante. Tan sólo en la última década, han ocurrido alrededor de 250.000 homicidios y más de 34.000 desapariciones.

A su vez, más de 140 alcaldes han sido asesinados y Estados como Guerrero y Michoacán son ahora gobernados por organizaciones criminales.

Un detalle sobre este punto es que López Obrador asumió funciones el pasado 1 de diciembre. En el transcurso de su gestión, apenas 31 días, ya han sido dos los alcaldes asesinados.

El pasado 16 de diciembre, Olga Kobel, alcaldesa de Juárez, fue encontrada muerta tras haber estado desaparecida por seis días. La Fiscalía del Estado detuvo a tres personas, entre ellas un contratista del gobierno municipal que había tenido una relación con la funcionaria.

En el caso de Aparicio, al momento las fuerzas de seguridad han podido detener a uno de los agresores. En este sentido, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, manifestó a través de su cuenta de Twitter lo siguiente: “Solicité una exhaustiva investigación al fiscal general y este me informa que ya tiene detenido al probable autor del homicidio”.

Por su parte la presidenta del partido Morena, Yeidckol Polevnsky, lamentó la pérdida y sostuvo: “Tiempo de canallas los ataques cobardes en contra de gobiernos elegidos por el pueblo”, escribió la política, quien agregó que “el odio y la violencia”.