Con 14.231 casos confirmados y 393 decesos, el gobierno austríaco encabezado por su canciller, Sebastian Kurz, se propone levantar las restricciones a la circulación de personas y la consecuente reapertura del país a partir de lo que se informó como una disminución en las tasas de contagio. 

Hace poco más de una semana, el propio Kurz informó de un plan que paso por paso prevé la finalización de algunas limitaciones, al tiempo que las mascarillas o barbijos deberán utilizarse tanto en supermercados como en el transporte público. 

En la jornada de ayer, los parques de la ciudad de Viena, así como todas las ferreterías y tiendas de jardinería cuyo tamaño sea menor a 400 metros cuadrados reabrieron, al tiempo que se contempla como necesario la limitación en el número de personas que puedan ingresar a esos espacios. 

De no mediar inconveniente, la proyección de la administración austríaca prevé para el 1 de mayo próximo la reapertura de los centros comerciales y negocios, en tanto que los hoteles, restaurantes y escuelas figuran sobre mediados de ese mismo mes.

Kurz advirtió a los legisladores: "No estamos fuera de peligro”. No obstante a esta realidad la intención es buscar limitar lo menos posible las regulaciones que impiden el normal funcionamiento de los comercios e iniciar así la recuperación del pulso económico nacional. 

Las medidas que limitan la libre circulación de ciudadanos seguirán vigentes y seguirán las mismas pautas de solo viajes esenciales hasta fines de abril, y todos los eventos permanecerán cancelados hasta junio.

El canciller consideró el ejemplo de Singapur para advertir que levantar un bloqueo y dejar de observar las pautas de distanciamiento social "demasiado pronto" podría ser contraproducente: "Podemos tirar del freno de emergencia en cualquier momento y doblarlo", afirmó. 

Si bien el temor en estas medidas está presente y en esa línea es que se evaluarán los resultados obtenidos en sus primeros pasos, lo cierto es que Austria no es el único caso dentro de Europa que comienza a vislumbrar la posibilidad de una nueva normalidad.

En esto, Dinamarca abrirá escuelas en el día de hoy, en tanto que la República Checa levantó varias de sus medidas de distanciamiento social y planea un “plan de salida” para permitir el ingreso de extranjeros y la salida de locales.