En medio del colapso sanitario que multiplica las muertes por coronavirus, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, volvió a apuntar contra las medidas de aislamiento que buscan frenar la propagación del COVID-19 y pidió "volver a trabajar".

"La vuelta del derecho a trabajar es esencial", dijo desde la residencia presidencial en Brasilia, donde lo sacude una importante crisis política tras un cambio de gabinete y la renuncia conjunta de los tres jefes de las Fuerzas Armadas.

"Les digo a los gobernadores, revisen estas políticas y permitan que el pueblo pueda trabajar. Los empleados públicos tenemos a fin de mes nuestro sueldo, pero hay 40 millones que dependen de salir", agregó Bolsonaro, en una repetición de su discurso desde que empezó la crisis sanitaria.

Su flamante ministro de Salud, Marcelo Queiroga, el cuarto desde el comienzo de la pandemia, había recomendado solo un rato antes mantener la distancia social durante la Semana Santa.

"Con las restricciones, los gobernadores e intendentes están haciendo un estado de sitio, algo que yo no puedo hacer sin autorización del Congreso", se quejó Bolsonaro.

Mientras Brasil espera encarar una vacunación masiva en su población, el Congreso aprobó una ayuda de emergencia de 55 dólares durante cuatro meses.

El país donde se desarrollaron las mutaciones de Manaos y Río de Janeiro del virus compró más de 510 millones de vacunas -Sputnik V, Covax Facility, Pfizer y Janssen- hasta diciembre.