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Actualidad #Venezuela

Consecuencias y posibles escenarios tras el 30 de abril en Venezuela

Las últimas horas en el país caribeño han estado marcadas por nuevas escaladas en las manifestaciones y represiones callejeras.

Consecuencias y posibles escenarios tras el 30 de abril en Venezuela
Con el respaldo de las fuerzas armadas y una rápida y contundente represión de las movilizaciones, el escenario parecería estar controlado por el momento.

En el día de hoy Venezuela amaneció sin sobresaltos, al menos si se compara con las últimas 48 horas que atravesó el país que, nuevamente confirmado, gobierna el presidente Nicolás Maduro.

Al momento el recuento de los enfrentamientos entre las fuerzas armadas bolivarianas y los opositores que responden a Guaidó tuvo 2 víctimas (Samuel Méndez -24- y Jurubith Rausseo -27-) como saldo, en tanto que una centena de heridos, en tanto que parte de los desertores militares y el propio Leopoldo López, en las embajadas de Brasil y España respectivamente.

Tal como ocurriera durante gran parte del mes de enero cuando Guaidó se autoproclamó presidente, así como en las diversas movilizaciones, incluidos los recitales paralelos en Colombia y Venezuela, la distancia entre lo mediático y lo concreto fue mayúscula.

¿Qué pasó?

Un día después de que la oposición anunció su impulso final para expulsar a Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores, el mandatario nacional demostró tener el control. Con el respaldo de las fuerzas armadas y una rápida y contundente represión de las movilizaciones, el escenario parecería estar controlado por el momento.

El 30 de abril Juan Guaidó apareció en los muros de la base aérea de La Carlota con un grupo de desertores militares para anunciar la "Operación Libertad". Prometió movilizar la "marcha más grande en la historia de Venezuela".

Pero cuando los manifestantes a favor de la oposición se acercaron a la base nuevamente el 1 de mayo, fueron dispersados por una lluvia de gas lacrimógeno en el momento en que comenzaron a apuntar piedras a los reclutas que estaban dentro.

Y Leopoldo López, un líder de la oposición que se había escapado dramáticamente de su arresto domiciliario no volvió a aparecer. Se estaba refugiando en la embajada chilena, luego española.

El levantamiento no dejó al Gobierno sin costos. El silencio inicial de Maduro tuvo además el despido del general Manuel Figuera, jefe de SEBIN, a partir de su aparente apoyo al levantamiento.

Estados Unidos y Rusia

Venezuela es hoy tierra de disputa entre potencias. Reeditando al menos desde lo simbólico la “Guerra Fría”, Estados Unidos y Rusia encabezan un proceso que tiene además a China, Turquía e Irán por un lado y a las democracias occidentales por el otro.

En el día de ayer fue el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, quien afirmó que “Maduro estaba listo para irse y los rusos lo hicieron quedarse”.

En esta línea, el asesor de seguridad nacional, John Bolton, afirmó haber hablado con el general en jefe de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) Vladimir Padrino López, el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno, y el comandante de la Guardia Presidencial, Iván Rafael Hernández, planteando que “habían acordado con Guaidó transferir el poder de Nicolás Maduro al presidente interino”.

La respuesta rusa, al menos desde lo mediático fue a partir de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, donde se planteó que “la injerencia de Washington en los asuntos de Venezuela es una violación flagrante del derecho internacional (...) esta influencia destructiva no tiene nada que ver con la democracia”, sostuvo.

Posibles (o no tanto) escenarios

Cualquier pronóstico en Venezuela es imprudente. El día a día transita con capítulos por separado y las escaladas pueden ser incalculables. El principal indicador de que el escenario en el país es sumamente complejo es que todas las alternativas que se plantean como posibles para buscar soluciones, en verdad parecen utópicas.

Una posible mediación: La realidad es que las oportunidades para la negociación o mediación de un conflicto y el grado de manejo o resolución obtenido dependen de la madurez del momento en que se encuentre.

Al momento no hay un mediador posible que sea reconocido por ambas partes. El conflicto tiene tal relevancia que los principales actores del sistema internacional se han pronunciado y perdido su necesaria “neutralidad”.

En este sentido, el timing no parece el adecuado. Supongamos que Maduro cede y convoca a elecciones, ¿permitirá la presencia de los mismos observadores internacionales que hasta hoy piden su salida del Gobierno?, ¿si los resultados no favorecen a Guaidó, aceptará el resultado de los comicios y construirá desde una oposición que denuncia impracticable?

Fisuras en el chavismo: La fuga de López no fue un error de cálculo, respondió a quiebres en el cuerpo de inteligencia nacional, demostrando así que las disidencias, aunque en menor medida, van más allá de algunos miembros de la Guardia Nacional.

Implosión de la oposición: Al igual que en 2014 y 2017, algunos creen que la oposición se puede volver a dividir y perder el impulso. El apresamiento de Guaidó sería, en caso de ocurrir, una prueba de fuego en este sentido.

Sin embargo, en ese caso quedaría abierta la idea de una hipotética intervención militar con Estados Unidos y Brasil a la cabeza. En un escenario enteramente diferente asoma como antecedente el Operativo Causa Justa de 1989 cuando se derrocó al gobierno militar de Manuel Noriega en Panamá.

También es cierto que muchas veces las crisis no necesariamente se resuelven. Algo similar a este escenario de inestabilidad ocurrió hace algo más de un año atrás, duró tres meses, se convocaron a elecciones y Maduro continuó. Esto es, en parte, lo que hoy está en discusión.

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