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Crimen del diácono: las huellas dactilares son de uno de los detenidos

Lo confirmaron los investigadores tras apresar a dos jóvenes acusados de ser los autores materiales del asesinato. La autopsia confirmó que Guillermo Luquín fue degollado.

Crimen del diácono: las huellas dactilares son de uno de los detenidos

Dos jóvenes de 19 y 20 años fueron detenidos acusados del asesinato del diácono Guillermo Luquín, quien fue hallado degollado el domingo en su casa de la localidad bonaerense de Temperley.

Las detenciones se realizaron esta madrugada, cerca de las 5, en el cruce de las calles Iriarte y Joaquín V. González, de esa localidad del partido de Lomas de Zamora.

Los jóvenes detenidos, que según los voceros son pareja, fueron identificados por la policía como Roberto Javier Céspedes (19) y Leonel Iván Martínez (20).


La clave para identificar a los sospechosos fue una huella digital que los peritos de la Delegación Lomas de Zamora y Casos Especiales de la Superintendencia de Policía Científica levantaron de una de las dos copas de vidrio que fueron halladas en la mesa de la cocina junto a una gaseosa.

Todas las improntas dactilares recolectadas en la escena fueron enviadas a analizar y fue el Sistema Federal de Identificación Biométrica para la Seguridad (SIBIOS), quien le puso a esa huella el nombre de Céspedes.

  • Céspedes conocía al diácono desde hacía algunos años y el sábado a la noche fue con su pareja, Martínez, a visitarlo a su casa de Temperley.
 

Tras ser arrestados, ambos jóvenes fueron alojados en la seccional 8 de Lomas de Zamora, situada en la localidad de Villa Galicia,

Ayer, tras la autopsia determinó que Luquín (52) murió degollado y que previamente fue golpeado en la cabeza con un objeto contundente que podría ser un velador roto que fue hallado sobre su cama.

Además presentaba otras heridas cortantes en distintas partes del cuerpo y signos de defensa.

Su cuerpo desnudo y envuelto en una sábana fue encontrado a un costado de su cama, donde se halló una gran mancha de sangre a la altura del cabezal y el velador roto.

Luquín tenía 52 años y era muy querido por los vecinos del barrio.

Luquin era diácono de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, de la Diócesis de Lomas de Zamora y, por lo que pudieron reconstruir los pesquisas, la tarde del sábado estuvo en la misa de las 18 y se retiró a las 19 de la iglesia.

Como el domingo para la misa de las 11 no había llegado a la parroquia ni contestaba llamados, su sobrino fue hasta su casa situada en Bombero Ariño 829, de Temperley y lo halló asesinado cerca de las 12.30.

 

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