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Detenidos en Rusia en protestas de seguidores del opositor Alexei Navalny

Más de 300 personas fueron detenidas durante manifestaciones no autorizadas organizadas por partidarios del líder opositor para exigir su liberación.

Detenidos en Rusia en protestas de seguidores del opositor Alexei Navalny

En Rusia se realizaron manifestaciones no autorizadas organizadas por partidarios del líder opositor Alexey Navalny para exigir su liberación. El equipo del activista anticorrupción, víctima de un envenenamiento hace unos meses, lanzó llamados a manifestarse contra el Gobierno en 65 ciudades rusas.

Las primeras manifestaciones tuvieron lugar en el Extremo Oriente y en Siberia, donde varios miles de personas salieron a las calles en Vladivostok, Kabarovsk, Novossibirsk y Tchita, ante un importante despliegue de policías antidisturbios. Poco después, en Moscú, se congregaron miles de manifestantes en la céntrica plaza Pushkin.

Según las fuerzas de seguridad, había unos 4000 manifestantes reunidos en Moscú. Los opositores no suministraron cifras. Desde antes de que comenzara la protesta en la capital, agentes antidisturbios ya habían detenido a varias decenas de personas e instaban a los manifestantes a "abandonar la concentración ilegal".

Unas 330 personas fueron detenidas en una veintena de ciudades rusas hasta primera hora de la tarde, afirmó la ONG OVD-Info, especializada en informar sobre detenciones en el contexto de manifestaciones. Las detenciones fueron particularmente violentas en Vladivostok, puerto ruso del océano Pacífico, donde los policías antidisturbios golpearon a los manifestantes con porras.

La policía moscovita había advertido que iba a reprimir cualquier protesta no autorizada que considere una "amenaza para el orden público". El alcalde de la capital, Serguei Sobianin, denunció manifestaciones "inaceptables" en medio de una pandemia.

Navalny permanecerá detenido por lo menos hasta el 15 de febrero y tiene varios procesos judiciales pendientes. Fue detenido el domingo pasado, a su regreso de Alemania, donde pasó cinco meses de convalecencia tras su envenenamiento. A finales de agosto se sintió muy mal durante un vuelo interno, que tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en Siberia e inmediatamente fue hospitalizado de urgencia en Berlín.

Él afirma que los servicios secretos rusos lo envenenaron con un agente neurotóxico por orden del presidente ruso, Vladimir Putin, quien rechazó la acusación. Tres laboratorios europeos también llegaron a la conclusión de que se trató de un envenenamiento. Moscú lo niega rotundamente y denuncia un complot.