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Diana Hunsche escribe sobre los mitos y prejuicios que rondan al psicoanálisis: ¿Cuáles son los tuyos?

La Licenciada charló con nosotros de su libro y nos dio un pantallazo sobre los efectos que dejará la pandemia y la culpa del sobreviviente. 

Diana Hunsche escribe sobre los mitos y prejuicios que rondan al psicoanálisis: ¿Cuáles son los tuyos?

Cuantas veces escuchaste la frase ¿para qué vas a hacer terapia si la gente no cambia?, o los psicólogos siempre te dan la razón. O inclusive una muy común ¿para qué vas a ir a terapia, hablá con un amigo que te sale más barato?

De esto, entre otros mitos y prejuicios, nos ilumina Diana Hunsche en su libro: A Terapia ¿Yo?, su primer análisis que surge de todas esas frases que fueron resonando a lo largo de su carrera.

Diana Hunsche, se recibió de Licenciada en Piscología con honores en 1982, trabajó junto al equipo del Dr René Favaloro en el Sanatorio Güemes  haciendo terapia pre y post quirúrgica a pacientes cardiovasculares; asimismo atendió paciente del SERPAJ (Servicio de Paz y Justicia) del Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. Durante 25 años ejerció su profesión junto al Dr Rodolfo Han en el Hospital Alemán, y es Psicóloga en las embajadas de Alemania y Estados Unidos, colaborando también con la Embajada  de Sudáfrica. Desde hace años extiende s u conocimiento a cuatro países atendiendo en castellano, alemán, inglés y portugués.

A TERAPIA ¿YO?, Es el resultado de tantos años de trabajo donde escuchó de manera directa o indirecta diferentes conceptos falsamente elaborados con respecto al psicoanálisis y la psicología.

El libro, lejos, muy lejos de los denominados “autoayuda” nos interpela, nos habla, nos pregunta y fundamentalmente nos contesta. Desarticulando una a una todas las excusas que las personas ponen, o mejor dicho  interponen, para no ir a terapia argumentando  ese “Saber popular” digno de debate en un bar o en una sala de zoom.

Pero también se atreve a responder preguntas que le surgieron a ella como terapeuta experimentada que se cuestionó acerca de los alcances del psicoanálisis.

Este libro es una guía descontracturada que por su forma de estar presentado con ilustraciones y lenguaje sencillo, le permite al lector responder las dudas que surgen con respecto al psicoanálisis, nuestras conductas frente a él, y nuestra relación con el terapeuta.

¿De qué manera? Con capítulos cortos que se dividen en 6 áreas que comienzan con diferentes tópicos como por ejemplo: Dicen que…la psicoterapia es para gente que está muy enferma. O creo que no se puede cambiar el pasado, o quiero saber  cuál es la diferencia entre el psicólogo y el psiquiatra, o cómo sé si necesito analizarme, qué pasa si me enamoro de mi analista, y hasta si  puedo usar el teléfono en terapia.

Esto y más cuestiones las explica de manera muy didáctica pero desde una profundidad que hecha un manto de luz a cuestiones que quizá alguna vez te preguntaste o escuchaste decir.

“Es importante lo que te pasa, pero más importante aún es lo que hacés con eso que te pasa” Cita  en su página web, donde además brinda diferentes espacios de reflexión.

Diana es además, especialista en duelos, y partiendo de esa base le preguntamos cuáles piensa ella que serán las consecuencias que traerá la pandemia, la angustia que estamos atravesando y la polarización que  supone vendrá.

Como primer abordaje a nuestra charla le pregunté acerca de cómo era ser una especialista en terapias de duelo en medio de una pandemia y tras un suspiro contestó:  “La rama de la psicogenealogía en la que me estoy especializando nos da muchas herramientas para trabajar los  distintos tipos de duelos y cómo sobrellevarlos.  Ya que existen distintos tipos de duelos”, comenzó explicando.

 Y agregó: “la psicogenealogía es una disciplina bastante nueva que está enraizada en el psicoanálisis y  toma como objeto de estudio el árbol genealógico, al árbol psicogenealógico”, aclara y continua: “Es decir que al árbol genealógico que todos tenemos se le agrega toda la parte emocional, junto a  todas las repeticiones, y partiendo de esa base se analizan estos actos que el paciente suele repetir, tanto de fechas, como de sucesos, como de nombres”, expresó.

“Se trabaja el tema generacional, es decir, qué pasa de una generación a la otra. Porque uno de los principios de esta disciplina, es que todo aquello que una generación no resuelve se traspasa a la generación siguiente, que será, o no, la que resuelva la situación”, afirmó. 

Y adentrándonos específicamente en el tema duelo dijo: “La psicogenealogía nos ayuda mucho en términos de cómo llevar el duelo, porque te ayuda a entender que el vínculo no se termina con la muerte”.

“Un ser querido fallece, si nos enfocamos en las circunstancias que estamos atravesando ponemos como ejemplo el covid. Y uno tiene que continuar, y esa persona que esta duelando tiene que continuar y siente que está abandonando a ese ser querido, o se siente abandonado por este que falleció. Todas estas circunstancias generan  culpa, ira, tristeza, debilidad, cuestionamientos. Más en estas circunstancia en la que no nos podemos despedir, y  no podemos estar con esa persona en los últimos momentos”.

Y especificó: “al no haber ese ritual, esa ceremonia que ayuda a las personas a inscribir ese fallecimiento en el psiquismo, como lo tienen todas las culturas, que son fundamentales para registrar esa circunstancia y comenzar el camino de aceptación, y por ende el duelo. Queda una sensación abierta. Sin esa ceremonia de despedida, sin ese entierro a nivel psicológico, si se quiere, la persona queda como latente,  que es lo que llamamos duelo incierto. Porque en lo fáctico, uno puede entender que la persona no está, pero no así en lo emocional y a nivel afectivo. Y nos queda la esperanza que ese ser va a volver, y este hecho, que es totalmente irracional,  injustificado y emocional es por no poder inscribir la situación de la partida”.

Siguiendo con el tema del coronavirus, quise saber si cree que luego de atravesar esta situación sanitaria compleja, nacerán nuevos síndromes que tendremos que  sobrellevar.

Para contestarnos esta pregunta, nos habló acerca de una sintomatología que ya ve en su consultorio, y que esta creciendo a medida que la pandemia se hace más extensiva.

“Si, se van a generar nuevos temores, como por ejemplo al contacto físico, a las enfermedades, al contagio. Hay ciertos hábitos que vinieron para quedarse con respecto a la sanitización. Creo que va a haber una especie de polarización. Por un lado se va a dar una sensación de libertinaje, de gente que va a salir al mundo a hacer todo lo que siente que se perdió o aquello que quedó detenido", dijo.

"Porque los duelos no solo se suscriben a las personas que perdieron a un ser querido. Estamos todos aduelando cosas".

Después de la primera guerra mundial se dieron los años locos por la euforia que se produjo luego de 1918. Y después de la segunda guerra mundial, vino el baby boom como una especie de exaltación de todo lo que tiene que ver con la vida. Y por otro lado creo que va a haber gente que va a quedar con miedo a viajar, y temores relacionados con el daño que el otro te puede hacer o el daño que vos le podes a hacer al otro. El daño de contagiar”.

Sobre esto le pedí que se explayara más y me instruyó: Hay dos culpas importantes que vamos a tener que comenzar a enfrentar, una es la culpa del sobreviviente, la cual es muy importante  porque la gente tiene una sensación de que en realidad le está fallando a la persona que partió, o por el solo hecho de haber transitado la enfermedad y haberla vencido. Algo así como la culpa del favorecido. Explicó

Y continuó: “Porque los duelos no solo se suscriben a las personas que perdieron a un ser querido. Estamos todos aduelando cosas. Proyectos que quedaron truncos, la normalidad, la velocidad con la que antes nos manejábamos, la orientación temporal que ahora está más confusa. Hay un montón de cosas que estamos aduelando”.

Y otro fenómeno que está surgiendo es con respecto a la culpa del que le fue bien con la pandemia. Debido a que pudo reinventarse o conseguir un trabajo o los que fabrican barbijos o elementos sanitizantes y llegan a la consulta y se sienten mal por esa buena racha frente a la muerte y desazón del resto. "Hay gente a la cual  le fue mejor, y te lo dicen en voz baja. Y esto habla de la empatía y del anhelo de todos por salir de esta situación y estar  bien”.

En cuanto a su profesión le consulté cómo se adaptó la psicología a la actividad remota y nos explicó que no era algo inusual para el psicoanálisis. Sin embargo, notó que los hombres fueron más reacios a aggiornarse a esta modalidad que las mujeres.

 “Esto ya es preexistente, ya que la terapia online se usaba en casos extraordinarios, cuando la persona no podía asistir al consultorio por diferentes motivos, un embarazo que requiere reposo, una situación quirúrgica, una mudanza o incluso una agarofobia. Ahora, en este momento todas las terapias están desarrollándose en el plano virtual, pero ambos (paciente-terapeuta)  muestran lo que quieren y lo que no quieren lo ocultan. Por el otro lado, otro de los factores es que uno se ve a sí mismo y eso suele distraer y  el contacto visual se pierde. También favorece a mostrarte cosas que antes no se podían”, reflexionó.

Además, hablamos sobre que temas se volvieron más recurrentes en las consultas en el último año y nos contó: “Todo lo preexiste se agudizó y aquellas situaciones que los traían a la consulta se agravaron, también se está dando un fenómeno de gente que tuvo que convivir de manera sorpresiva y por factores externos ,  parejas que siempre estaba en una situación de ambigüedad y ahora con el confinamiento se concretó, y es motivo de consulta.

También trastornos de sueño y todo lo referido a ello, cansancio, sueño interrumpido, el agotamiento de la virtualidad, el stress de la conectividad. Pero por otro lado, para dejar algo positivo también  hay mucha gente que comenzó a capacitarse, o hacer cursos en otros países. Que capitalizó el tiempo de ocio y logró objetivos que tenía pendientes”. Comentó sumando un halo de positividad. 

"La angustia, y el cansancio, junto a la tristeza de algo que se ha extendido en el tiempo sumado a la incertidumbre. Es altamente angustiante porque uno no ve el fin.  Es muy doloroso ver el dolor ajeno, y en estos tiempos el dolor y la pérdida están ahí, al alcance de la mano", reflexionaba. 

Otra de las cosas que quise preguntar fue acerca de los límites en el trabajo online y esta nueva forma de relacionarnos. Y acerca de esto nos respondió: “Esto de que todo se converge en un mismo lugar y ya no se delimita en diferentes ámbitos, por ejemplo, uno antes iba al trabajo, a la universidad, después iba al café y a la noche por ahí se iba al cine cambió”, comenzó  enumerando.

“Ahora todo eso sucede en las cuatro paredes de tu casa, y con todos los integrantes de tu casa conviviendo en la misma situación. Y todo se da online, ver películas, charlar con amigos, la educación, el trabajo, y el momento de dispersión  y los límites, claro,  se confunden. Y es muy difícil no sentirse abrumado por esta nueva realidad”, remarcó

Para cerrar charlamos un poco acerca de  ¿qué pasa con los chicos y cómo procesan esto qué está sucediendo?, y se bien, aclaró que ella no es especialista en niñez, hay algo que se decanta de esta situación: “La vulnerabilidad recae más en los chicos, para enfrentar, procesar y entender lo que estamos viviendo. Porque las personas que mejor pasan situaciones difíciles, son aquellas que más respuestas han generado, es decir, aquellas que atravesaron dificultades y ya saben los cambios que la vida puede presentar con todas las vicisitudes y ya generaron una caja con herramientas que sacarán llegado el momento. Simplificando, el que más sufrió tiene más recursos En cambio los niños que no han pasado situaciones límites o los jóvenes están generando por primera vez esa caja de herramientas porque se enfrentan a esas frustraciones y miedos desconocidos”. Concluyó.