El gobierno británico desmintió hace algunos momentos que el primer ministro, Boris Johnson, esté asistido por un respirador artificial en su internación en cuidados intensivos a causa de su contagio de coronavirus.

"El primer ministro fue llevado a cuidados intensivos anoche. Su condición empeoró durante el transcurso de la tarde de ayer y fue ingresado a ese servicio a las 7 de la noche", comentó el jefe de Gabinete, Michael Gove.

"No está con un respirador, el primer ministro ha recibido algo de oxígeno y se lo mantiene bajo estricta supervisión. Estando en Cuidados Intensivos, si hay algún cuidado adicional que necesite, ese cuidado está ahí", aseguró.

En relación a esto, anoche, Downing Street, la residencia oficial del gobierno británico, informó que Johnson le pidió al ministro de Relaciones Exteriores, Dominic Raab, que lo sustituya cuando sea necesario.

Vale recordar que dentro de la innumerable cantidad de particularidades que el marco constitucional británico presenta (no posee una constitución codificada, sino una no escrita formada por leyes del Parlamento, sentencias judiciales y convenciones), lo cierto es que la única certeza al momento de formalizar a un primer ministro en el cargo es que la responsabilidad recae en la Reina. 

Es decir que Isabel II designará como primer ministro a la persona con mayor probabilidad de comandar la confianza de la Cámara de los Comunes, lo que se traduce en la persona elegida dentro de un Partido como líder del grupo con más parlamentarios.

No obstante, es importante aclarar que de momento Raab, actual secretario de Asuntos Exteriores y primer secretario de Estado, estaría ejerciendo las funciones de una suerte de interinato por lo cual esto último no es requerido. 

Hasta el momento, el Reino Unido informó sobre 51.608 casos confirmados de coronavirus en todo el país y 5.373 pacientes fallecidos a causa de la infección.

El pasado 23 de marzo el propio Johnson comunicó la cuarentena obligatoria para todos los británicos. El confinamiento durará tres semanas y se obligó a los ciudadanos que no formaran parte de los servicios esenciales a quedarse en sus casas.