El dólar comenzó a tener presiones para subir cuando se conoció el dato de inflación de enero, a mediados de febrero. Ante esto, y con un dólar que se movía por debajo de la zona de no intervención, lo primero que se hizo fue cortar la tendencia a la baja que venia mostrando el Banco Central en las licitaciones de Leliq (Letras de Liquidez).

Se pasó de un 44% al actual casi 64% de rendimiento anual para los bancos que eligen estas herramientas en pesos, casi 20 puntos de crecimiento en poco más de un mes. Ese es el rendimiento necesario para que no se vayan al dólar, así de poco atrae a los inversionistas el peso. 

Pero la suba de la tasa sirvió para calmar las ansias del dólar por poco tiempo. En marzo la divisa comenzó envalentonada y tras la primera semana se llegó a los $43,50 de cotización de venta.

La estrategia fue profundizar el plan anterior. Desde el comienzo del esquema de Sandleris en el Central la licitacion de Leliq era diaria pero desde el 8 de marzo se paso a tener dos licitaciones por día, con la intención de interceder lo más posible en la voluntad del mercado. Si bien logró disparar la tasa más rápido no logro contentar a la demanda verde por mucho tiempo.

Siguieron días volátiles para el mercado cambiario, donde la tasa de interés siguió subiendo y el Central opero en el mercado de dólar futuro usando todas sus herramientas posibles para contener la cotización de la divisa. Las presiones se acumulaban y Dujovne viajó a Washington para juntarse con la presidenta de nuestro principal acreedor, Christine Lagarde. 

Volvió con buenas noticias. Lo primero que se supo es que a mediados de abril el Tesoro podria vender 60 millones de dólares por día, hasta fin de año, generando una oferta diaria de la divisa que prometía calmar a la creciente demanda. US$ 9.600 millones del préstamo stand by con el FMI destinados a calmar a los mercados parecían ser el precio de un dólar estable en campaña. 

Sin embargo, a los pocos días se conocieron más detalles sobre como funcionaria la licitacion diaria de estos dólares y los mercados reaccionaron. El FMI, históricamente en contra de intervenir directamente en el precio del dólar, impuso una serie de trabas para el uso de esos fondos que hacen que no sean efectivos ante una hipotética corrida cambiaria (un temor latente dado el 2018 que vivimos). Se suma que en su balance tras la tercera misión que analiza si estamos aptos o no para un nuevo desembolso reclama un ajuste mayor sobre las cuentas publicas. 

Recesión, inflación y más ajuste no parece compatible con un año electoral y los mercados reaccionaron. Desde ayer el dólar no para de subir. El martes acumulo 57 centavos, cerrando en $41,59 y hoy abrió el día en alza y al mediodía cotizó a $42,30 en el Banco Nación aunque finalmente cerró a $41,80.