Los cruces políticos por la seguridad fronteriza y los derechos humanos fueron silenciados por el desgarrador testimonio de Yasmin Juárez, mamá de Mariee, una nena de dos años que murió tras ser detenida por el Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, después de escapar de su país natal Guatemala.

Ante el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, Juárez contó el proceso que la llevó a perder la vida de su pequeña hija. Escaparon de Guatemala rumbo a Estados Unidos para mejorar su estilo de vida: "El viaje fue peligroso, pero tenía más miedo de lo que nos podría pasar si nos quedábamos".

"Vi a mi hija morir lenta y dolorosamente", contó la mujer migrante ante autoridades estadounidenses que la miraban con lágrimas en los ojos. En 10 días, Mariee perdió un 8% de su peso y vomitaba constantemente. El médico que la vio le dio unos medicamentos, que tras investigar en Internet después de la muerte de su hija descubrió "que no se le pueden dar a niños menores de 12 años porque les provocan problemas respiratorios".

"Vi a mi hija morir lenta y dolorosamente"

Fue ingresada a cuidados intensivos por una infección viral en su pulmón y fue trasladada a otro centro médico. "Mi niña sufría un dolor... necesitó un respirador. No podía abrazarla ni consolarla. Fue un dolor terrible ver a mi hija en esa situación", detalló mientras lloraba al recordar todo lo que había tenido que pasar. "Hubiese querido estar en su lugar, y no ella".

"El trabajo de los médicos llegó demasiado tarde. Mi Mariee murió el día de la madre en mi país. Lo único que me quedó cuando salí del hospital ese día fue un papel con las manitos de mi hija pintadas. Las enfermeras lo hicieron el día anterior como regalo por el día de la madre", recordó.

La mujer oriunda de Guatemala contó que, ni bien llegaron a Dilley, Texas, no había separación entre las personas sanas y las enfermas y ahí fue donde su hija se enfermó. En ese centro dormían en el piso junto a otras 30 personas "en una jaula".

Juárez está demandando a Estados Unidos por 60 millones de dólares por la muerte de su hija Mariee: "Estoy aquí porque quiero poner fin a esto. No permitir que otros niños sufran y mueran de esta manera".