En Italia, el gobierno de ultraderecha que llegó al poder a fines de septiembre, determinó en las últimas horas que solo los menores de edad y los enfermos a bordo de un barco de inmigrantes rescatados en el Mediterráneo, podían desembarcar en suelo italiano. Al resto de los pasajeros se les negó la entrada al país.  Por su parte, la oposición calificó la medida de  "inhumana" e "ilegal".

Los primeros en abandonar el navío de la ONG Humanity fueron tres niños y un bebé, y luego otros jóvenes y adultos con problemas médicos. "Treinta y cinco adultos hombres permanecen a bordo. De momento nos quedamos aquí y esperamos", precisaron desde la organización. En total, 144 personas lograron pisar suelo de Catania, al sur de Italia.

El ministro del Interior, Matteo Piantedosi, dijo que el gobierno representado por Giorgia Meloni no iba a abandonar sus “obligaciones humanitarias”, pero quienes no cumplen con los requisitos que impone el país, deberán retornar al Estado de la bandera del barco, que en este caso es alemana.

Por su parte, Enrico Letta, líder del Partido Demócrata, calificó esta decisión como "inaceptable, contraria a los principios de humanidad y a las reglas internacionales". En este sentido, Elly Schein, diputada del mismo bloque, exigió el desembarco inmediato de todas las personas: "Expulsarlos sería una devolución colectiva. La selección es arbitraria. Tienen derecho a pedir asilo".

En tanto el gobierno alemán, pidió a través de una nota diplomática que el gobierno italiano aporte "rápidamente su ayuda" ante la "situación humanitaria a bordo del barco", pero por lo pronto, la fuerza de Meloni no ha cambiado su parecer.