La investigación comenzó el sábado pasado en la Seccional Tercera, tras la presentación legal de Norma Lilia Ávila, de 59 años, por la desaparición de sus joyas y acusó del robo a Estela Maris Ocaranza, de 27 años, su empleada doméstica, quien ya había confesado el mal acto.

Ocaranza le contó a su jefa y a la Policía que había empeñado las alhajas en una joyería del centro de la ciudad de Santiago del Estero (le dio la dirección exacta) y que recibió a cambio 40 mil pesos, en dos cuotas, de 18 y 22 mil pesos.

Tras la denuncia, la fiscal Carla León solicitó el allanamiento que se produjo sin éxito y luego, un abogado pidió la eximición de prisión para Ocaranza.

Mientras la Justicia iniciaba la causa, el esposo de la víctima, Silvio Oscar Gómez, informó a la policía que encontró a su pareja sin vida en el fondo del inmueble.

La investigación siguió por la joyería donde los dueños negaron haber comprado las alhajas y haberle pagado 40 mil pesos. Ahora, el destino de las joyas es un enigma.

"No se trabaja con piedras, sino con oro; y sólo con personas con las que ya tuvimos un vínculo comercial. Jamás con extraños", señalaron los acusados.

La Fiscalía quiso proveerse de las cámaras de la joyería, pero el primer intento fue en vano. Los dueños del negocio aclararon que ello no implica una negativa a colaborar, sino una invitación para que la funcionaria cumpla el trámite en persona.

Para la joyería, lo ideal sería que la fiscal Carla León arribe con expertos y extraigan las imágenes que desean, pero sin poner en riesgo la identidad de terceros ajenos al proceso que pudieran aparecer en los videos.

La fiscal prefiere indagar en las cámaras de seguridad de la joyería y en los libros de operaciones de compra y venta.