El miércoles pasado, la Comisión Europea fijó el 2035 como el año en el que prohibirán la venta de cualquier tipo de vehículo de combustión en el continente.

Esta medida es un fuerte mensaje  para que los fabricantes europeos aceleren su transformación hacia el coche eléctrico y una advertencia a las firmas extranjeras, a quienes aseguraron que, en caso de no incluir la lucha contra el cambio climático entre sus prioridades, tendrán cada vez más complicado acceder y operar en el mercado europeo.

En este sentido, las medidas para desalentar el uso de tecnologías basadas en combustibles fósiles también abarcarán transportes aéreos y marítimos. "Necesitamos esto. Tenemos que tener en cuenta que un sólo barco produce el mismo CO2 por día que 80.000 autos", aseguró en su discurso la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Para paliar el impacto que el encarecimiento del suministro energético puede tener en la vida diaria de millones de ciudadanos europeos, desde la Comisión Europea llevarán adelante un fondo social de 72.000 millones de euros en el período 2025-2032.

"Esto es ayuda real para los que de verdad la necesitan. Y esto es solidaridad real entre los Estados Miembro y para los Estados Miembro", sentenció la von der Leyen.

Y finalizó: "Un cambio de esta envergadura nunca es fácil. Habrá quien diga que hay que ir más despacio, aspirar a menos o hacer menos. Pero en lo que respecta al cambio climático no hacer nada supone que todo va a cambiar. Los incendios o huracanes son solo una muestra de cómo se va a ver nuestro futuro. Esto no es sólo por nuestra generación, sino por nuestros hijos y nietos. Y creo que no hay tarea más grande y noble que esa. Europa está lista para liderar el camino".