Rachael Fetter tiene 23 años, es veterinaria, vive en Idaho, Estados Unidos, y es alérgica al agua. No disfruta de tomar agua ni de una ducha relajante. Tampoco de los días de lluvia. Es que Rachael no puede estar en contacto con el agua sin sufrir dolor.

Luego de consultar con distintos médicos y hacerse varias biopsias en la piel llegó -en 2019- a obtener su diágnóstico: se trata de un trastorno llamado urticaria acuagénica que padecen solo 50 personas en el mundo. 

"En un primer momento pensé que era por culpa del jabón. Probé usar uno de otra marca, pero cada vez que me duchaba, me salía urticaria. El dolor empeoró con el tiempo y siempre terminaba llorando" dijo la protagonista en diálogo con Daily Mail.

Al conocer lo que le estaba pasando se sintió aliviada porque los especialistas pudieron darle algunas recomendaciones para mejorar su condición: Rachel no puede bañarse más de dos veces a la semana y siempre debe tomar analgésicos antes de entrar en contacto con el agua para aliviar los dolores.

"Siento como si me estuviera quemando", relató la joven para describir lo que siente cuando el agua le toca la piel, que de inmediato le causa una erupción de color rojo brillante.

Ella reconoce que "no importa si el es agua fría o caliente" , aunque aclara que la mayoría de sus duchas son frías "porque el agua caliente empeora aún más las cosas".

Además, la mujer no puede beber más de media taza de agua de una vez si no quiere sufrir problemas de estómago. Tampoco puede realizar actividad física porque su propio sudor le provoca una reacción epidérmica. 

Con respecto de su futuro, la mujer aclara: "Espero que un día me cure, pero hasta entonces seguiré tomando mis medicamentos y estando lo más seca que pueda. Me siento frustrada con mi cuerpo, pero sé que lo hago lo mejor que puedo", confesó.