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Leliqs: la próxima bomba a desarmar

Mientras los mercados se encuentran a la expectativa de los resultados de las medidas económicas tomadas por el Gobierno para cuidar las reservas del Banco Central, poco se discute del crecimiento de sus deudas. 

Leliqs: la próxima bomba a desarmar

El reperfilamiento de la deuda y los controles de cambio apuntan a frenar el éxodo de Reservas Internacionales del BCRA, en el marco de caídas en los depósitos privados en dólares por 7556 millones de dólares desde las PASO hasta el 3 de septiembre, según los últimos datos publicados por el organismo.

Ahora bien, estas medidas apuntan a resguardar el activo de la entidad monetaria, pero, al observar su situación patrimonial más detenidamente nos encontramos con un pasivo creciendo a velocidades exponenciales, lo cual representa un problema muy grande para el mediano plazo.

El principal dolor de cabeza es la bola de nieve de las Leliq, donde el monto colocado en estas letras del Banco Central representa el 80% de la base monetaria (la sumatoria entre el dinero en manos del público y las reservas bancarias), el cual crece de forma exponencial como consecuencia de las exorbitantes tasas de interés ofrecidas por el Banco Central, hoy en niveles cercanos al 86%.

Las Leliq (Letras de Liquidez) son un instrumento del BCRA creado el año pasado para intentar frenar subas en la tasa de inflación a partir de la absorción de pesos “sobrantes” en la economía. Ahora bien, para que los bancos comerciales, quienes son los tenedores de esta deuda, acepten sacar de circulación sus billetes en un contexto tan volátil como el que estamos viviendo en el último tiempo, el rendimiento de las letras debe ser lo suficientemente atractivo. 

De esta manera, los bancos invierten una gran porción de capital en estas Letras de Liquidez, las cuales generan rendimientos mucho mayores a los de su tasa nominal: debido a que el plazo del instrumento es de sólo 7 días, realizando el cálculo de la tasa efectiva nos encontramos con rendimientos superiores al 130% anual. Este crecimiento sistemático en los pasivos del Banco Central tiende a agravarse sobre la base de la imposición de tasas de interés cada vez mayores y de la capitalización semanal que realizan los tenedores.

 

La razón por la cual el BCRA convalida tasas de interés en niveles inauditos para el resto del mundo es evitar que esta masa de billetes ingresen al mercado en búsqueda de dólares, lo cual redundaría en un aumento en la cotización del billete verde, al igual de una aceleración de los niveles inflacionarios. Por este motivo es que avanzar en una rebaja de tasas para intentar darle alguna solución al problema se encuentra fuera de la mesa. 

El resultado es una bomba de tiempo muy difícil de controlar. Como es lógico, en algún momento estos instrumentos deberán ser cancelados, el problema es cuando y de qué forma. Es común por estos días escuchar sobre la posibilidad de esta salida asociada al “plan Bonex” del año 1989, donde se canjearon los plazos fijos por bonos a diez años para evitar la inyección de dinero. 

Como vemos, el problema de la falta de dólares es un gran dolor de cabeza para quienes gobiernan y para quienes asumirán la responsabilidad de hacerlo a partir del 10 de diciembre, pero no el único de una economía en terapia intensiva.

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