El Líbano entró en la agenda de los medios de comunicación el pasado martes 4 de agosto cuando su capital, Beirut, registró dos explosiones a partir de lo que se estima (aún no fue confirmado) fue consecuencia de una reserva de 2.750 toneladas de nitrato de amonio, un químico altamente explosivo que a menudo se usa como fertilizante. 

Con un número de momento anclado en las 220 víctimas y más de 7.000 heridos, durante el día sábado y domingo miles de manifestantes se hicieron presente en las calles llegando a tomar control durante varias horas de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Economía y Medio Ambiente, en los que prendieron fuego oficinas y saquearon archivos.

En ese contexto fue que la ministra de Información, Manal Abdel Samad, inició un proceso de dimisiones que prontamente se hizo extensivo a buena parte del Gobierno. 

Por caso, los ministros de Medio Ambiente, Demianos Qattar; Defensa, Zeina Adra: Interior; Mohammed Fahmi y Finanzas; Ghazi Wazni explicitaron su decisión de dar un paso al costado del Gabinete que encabeza el primer ministro Hasan Diab. 

El propio Diab fue quien en esa misma jornada anunció en un primer momento su decisión de convocar a elecciones anticipadas.

Ingresado al cargo para el mes de diciembre del año 2019, Diab afirmó a Reuters que comprendía las frustraciones de los manifestantes, enfatizando a su vez que la coyuntura económica no era su responsabilidad.

Lo cierto es que la explosión en Beirut generó un nuevo capítulo en las presiones sobre el Gobierno de turno buscando atender demandas crónicamente insatisfechas.

Los manifestantes no solo demandan que se satisfagan sus necesidades inmediatas, sino que en última instancia, sus banderas son mucho más profundas y dan cuenta de la necesidad de alcanzar cambios estructurales a partir de la renuncia de toda la clase política.

Es por ello que el primer ministro libanés, Hassan Diab, presentó su renuncia al presidente libanés, Micheal Aoun, casi una semana después de que una explosión mortal arrasara Beirut.

Por su parte, la viceprimera ministra y ministra de Defensa, Zeina Acar, también comunicó su dimisión al Gobierno en la reunión del Consejo de Ministros.

La explosión destruyó el único gran silo de granos del Líbano y las agencias de las Naciones Unidas están ayudando a proporcionar ayuda médica y alimentos al país. De momento un número indeterminado de personas sigue desaparecida y 300.000 personas quedaron sin alojamiento y estan a la espera de recibir un refugio.