La ex gobernadora por la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, realizó una serie de autocríticas sobre la experiencia del gobierno de Cambiemos encabezada por Mauricio Macri, en la que ella participó desde el distrito bonaerense. 

"La pregunta no es solo si podemos volver a ganar, sino si podemos hacer un buen gobierno. Para un buen gobierno se necesita el 50% de los votos. Es verdad. Pero se necesita más que eso. Hay que gobernar con otros", resumió en ese sentido. 

A su vez, Vidal admitió errores de comunicación: "Nos habíamos empezado a alejar de la gente, a tomar distancia. Hay una parte de nosotros que dejó de escuchar. Fue en los últimos dos años. Sobre todo después de las elecciones de 2017", admitió.

En lo que refiere a su propia autocrítica, dijo que "el conflicto docente fue innecesariamente largo" y que podría haber encontrado "un mejor camino de diálogo con los sindicatos docentes" con "mejores resultados".

Vidal también abordó la cuestión carcelaria. En ese sentido sostuvo que se hicieron "mejoras pero fue suficiente", y al respecto dijo que "si no trabajas el tema de las cárceles y la reinserción social, lo único que haces es incrementar el delito a futuro".

En un encuentro con dirigentes de la UCR, la referente del PRO ratificó su perfil moderado con un llamado al diálogo con "los que piensan distinto" y a la no confrontación.

En medio de las discusiones en Juntos por el Cambio por el sesgo que debería tomar esa coalición de cara a las elecciones legislativas del 2021, hecho que repercutirá en la definición de los liderazgos y las candidaturas, Vidal volvió a diferenciarse del ala dura opositora, que tiene como exponentes a Mauricio Macri y a Patricia Bullrich.

"La pregunta no es solo si podemos volver a ganar, sino si podemos hacer un buen gobierno"

“Dialogar requiere mucho coraje, mucho más que confrontar. La confrontación es cómoda. Es muy cómodo para hacer política definir a uno como malo y a otro como bueno", indicó al participar del ciclo Política en vivo.

Para Vidal, "dialogar no es someterse, no es consentir" y en este sentido insistió que "uno no deja de ser quien es por dialogar con alguien que piensa distinto".

En este orden de ideas, reconoció que esta tarea de la búsqueda de acuerdos resulta "bien difícil cuando los extremos son los más ruidosos", aunque afirmó que esos sectores radicalizados "no son los más representativos" de la sociedad.