Ir al contenido
Logo
Actualidad

Murió Buddy, el primer perro que contrajo coronavirus en Estados Unidos

El pastor alemán de siete años, se había contagiado a través de su dueño, también positivo por COVID-19.

Murió Buddy, el primer perro que contrajo coronavirus en Estados Unidos

Buddy, el primer perro en ser diagnosticado positivo en coronavirus en Estados Unidos (ya hay otros 25 animales infectados) murió el pasado 11 de julio tras pasar tres meses enfermo. Según publicó National Geographic todavía no está claro si la causa de la muerte fue el COVID-19 o un linfoma. 

El pastor alemán de siete años, se contagió a través de su dueño, también positivo por el nuevo virus en el mes de abril. 

"Sin duda alguna, pensé que [Buddy] también era positivo", comentó Robert Mahoney, el dueño, a National Geographic. Sin embargo no fue hasta mayo cuando encontraron un veterinario que los atendió y confirmó que el animal estaba infectado. 

El perro presentó síntomas en abril: desarrolló una mucosidad espesa y comenzó a respirar con dificultad. Le fue difícil encontrar a alguien que examinara a Buddy porque su veterinario no atendía pacientes debido a la pandemia por lo que le recetaron por teléfono antibióticos. 

La semana siguiente, el animal seguía teniendo dificultad para respirar y había perdido el apetito. Ante esa situación, el veterinario le permitió a Julianna, hija de 13 años de los Mahoney, llevar a Buddy a su clínica, ya que la joven había dado negativo su test de COVID-19.

Del 21 de abril al 15 de mayo, Buddy siguió perdiendo peso. Desesperados, los Mahoney lo llevaron a tres veterinarios diferentes en Staten Island; todos sostenían que no tenía coronavirus. "Le decís a la gente que tu perro es positivo y te miran como si tuvieras diez cabezas", comentaron los dueños a la revista.

Le hicieron un ultrasonido y rayos X, que indicaron un agrandamiento del bazo y el hígado. Lo vio también un cardiólogo, que detectó un soplo en el corazón. El animal pasó dos semanas y media con antibióticos y dos medicamentos para el corazón. Luego le pusieron esteroides.

Fue en la tercera clínica veterinaria, el Hospital de Animales de Bay Street, donde Mahoney logró que le hicieran la prueba de coronavirus a Buddy. Eso fue el 15 de mayo, un mes después de que comenzaran los problemas respiratorios del animal.

Unos días después, la clínica llamó a la familia. El resultado del test era positivo. A Mahoney le dijeron que llevara a los dos perros de la familia a la clínica inmediatamente porque los trabajadores sanitarios necesitaban confirmar los resultados de Buddy y hacerle la prueba a Duke, su cachorro.

El 2 de junio, el Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York llamó a Mahoney para decirle que Buddy había contraído el virus. Confirmaron que las muestras originales de Buddy, recogidas el 15 de mayo por su veterinario, eran positivas para el SARS-CoV-2, pero las muestras adicionales que recogieron el 20 de mayo eran negativas, lo que indicaba que el virus ya no estaba presente en el cuerpo del perro. 

Buddy ya no tenía coronavirus pero su salud seguía decayendo. Lo llevaron al veterinario y tomaron la decisión de sacrificarlo. Ese día, les avisaron que los nuevos resultados de los análisis de sangre indicaban que casi seguro tenía un linfoma.