Ante el inminente anuncio de nuevas restricciones, todavía continúa el debate por las clases presenciales en el AMBA, donde hay dos posturas muy diferentes. Mientras Provincia de Buenos Aires acata el DNU presidencial que suspendió la presencialidad, al menos, hasta el 30 de abril, la Ciudad continúa con las escuelas abiertas y a la espera de una resolución por parte de la Corte Suprema de Justicia.

En ese marco, el ministro de Educación, Nicolás Trotta, anticipó que antes de que se anuncien las nuevas restricciones por el coronavirus se reunirá con sus pares de Ciudad -Soledad Acuña- y Provincia -Agustina Vila-, y volvió a mencionar la necesidad de avanzar hacia una "presencialidad administrada".

En tanto, se mostró criticó con las protestas en torno a este último punto y pidió dejar de lado el "fanatismo". "No podemos tener fanatismo de presencialidad nunca ni presencialidad absoluta, menos en pandemia", afirmó en declaraciones a radio La Red.

El ministro ratificó la postura que había sostenido en un principio, antes de que el presidente anunciara la suspensión de la presencialidad, y aseguró que la escuela es un espacio de bajo riesgo de contagio, ya que es un lugar donde se cumplen estrictamente los protocolos sanitarios. Sin embargo, señaló, el problema está en la circulación de personas. A eso, además, le sumó la "sociabilización" de los chicos luego de las clases.

"Lo que proponemos, pero hay que ver si la realidad epidemiológica lo permite, es que haya una restricción de la presencialidad que tenemos ahora: disminuir la intensidad"

"Hay que dejar la disputa política de lado para no sumarle angustia a las familias, que hay clases o no hay clases, que a algunos les importa la educación y otros no quieren presencialidad; es una realidad de una enorme complejidad y mientras nos golpean los récords de fallecidos", sostuvo.

Por estas horas, se espera una definición de la Corte Suprema en relación al reclamo de la Ciudad de Buenos Aires, que decidió recurrir a la Justicia para hacer valer su autonomía y dejar sin efecto el artículo del DNU presidencial que obligaba a la administración porteña a suspender el dictado de clases presenciales.

El reclamo de la Capital generó fuertes cruces entre el Gobierno y la Ciudad de Buenos Aires. A esas críticas, además, se sumó la administración de Axel Kicillof. "Recurrir a la Justicia es la peor de las respuestas, es repugnante usar a la Justicia para perjudicar a los que tienen que ser cuidados", afirmó el mandatario bonaerense.

"Tenemos que ver el impacto del ultimo DNU en cuanto a los últimos desafíos que teníamos, disminuir la curva de contagios, poder liberar un sistema sanitario al borde del colapso y a partir de ello abordar el tema con especialistas", dijo Trotta. En base a lo que arrojen esos datos, el funcionario propuso "una restricción de la presencialidad que tenemos ahora". "Disminuir la intensidad", indicó.

El objetivo, explicó, es priorizar los primeros y últimos años y años de primario y secundario, y a aquellos estudiantes que hayan tenido poca continuidad pedagógica. Sin embargo, insistió en que las definiciones estarán atadas al escenario que plantee la pandemia en base a los dos indicadores que mira el Gobierno: la curva de contagios y la ocupación de camas.

Por último, el funcionario dijo que la relación de su Ministerio con el de la Ciudad es "permanente", y remarcó que la presencialidad es "fundamental" para el Gobierno nacional, al tiempo que pidió no "politizar" el tema y alcanzar acuerdos para buscar una solución.