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Pesca ilegal en Argentina: el problema que reside en ciudades marítimas

Desde Filo.news sobrevolamos el Mar Argentino para ver de primera mano a la enorme cantidad de barcos pesqueros ilegales que se plantan sobre el territorio marítimo para depredar los recursos naturales nacionales.

Pesca ilegal en Argentina: el problema que reside en ciudades marítimas

Hay un Boeing 787 volando sobre el Mar Argentino. El tiempo de los relojes y de los celulares marcan alrededor de las 23 y, por supuesto, el Sol ya se fue a iluminar la otra parte del planeta. Pero el panorama no está lo suficientemente oscuro: sobre el agua se alcanzan a ver (no tan) pequeños puntos lumínicos que rompen con la paz de la noche.

Quienes están en el avión ya saben de qué se tratan esas luces que se encuentran a 5 mil pies de distancia, quienes no lo están, también. Pero el que más sabe de esto es Enrique Piñeyro, famoso cineasta, médico, actor, empresario gastronómico cuya encarnación actual es la de comandante de vuelo y activista.

Ya lo había anticipado a sus seguidores mediante un video publicado desde su cuenta personal en Twitter: cada noche ingresan al Mar Argentino la suficiente cantidad de barcos pesqueros ilegales como para generar la indignación pública. “Lo que parece la luna, es la luna, y lo que parece la costa de Nueva York es la flota pesquera extranjera que depreda nuestros mares y que luego nos vende como producto importado lo que nos roban”, avisó Piñeyro en un tweet que tuvo casi 10 mil ‘me gusta’ y que muestra lo mismo que se ve desde el Boeing 787.

Ahora bien, ¿cómo es el modus operandi de estos piratas del siglo XXI? Nuestro país no solamente ocupa un espacio terrestre, sino que también se extiende a 200 millas el llamado Mar Argentino, donde se encuentra la Zona Económica Exclusiva (ZEE). ¿A partir de la milla 200,1? Aguas internacionales. Estos barcos se asoman hasta la milla 201 y, cuando los cardúmenes entran a aguas nacionales, ellos replican, arrastran la futura mercadería y vuelven a la 201. “Si te he visto, no me acuerdo”.

"Tenemos que darnos cuenta de que somos uno de los países más ricos del mundo en cuanto a recursos marítimos: tenemos 15 mil kilómetros de costa; tenemos agua dulce, agua salada; tenemos lagos; tenemos una variedad de peces que no tiene nadie", afirma Piñeyro en un breve diálogo con Filo.news. "No hay forma de que compres los mejores langostinos argentinos. Y ya lo ves, en España se vende con cartelitos: 'Langostinos argentinos' y después estamos importando ecuatorianos... ¿en qué cabeza entra?".

Los barcos provienen de Japón, Corea del Sur, España, pero principalmente de China, y no solamente capturan de manera ilegal las especies que más les convienen económicamente como la merluza negra, merluza común y calamar, sino que también utilizan técnicas nocivas para el ecosistema marítimo: el arrastre de profundidad y palangres.

En el arrastre, ocurre el fenómeno de captura accidental: ahí quedan atrapados mamíferos marinos como delfines, tiburones, focas, y aves. A esto se le suma el arrastre de juveniles, lo que retrasa la posibilidad de recuperación de las especies y la intensidad de la pesca, puesto que estos barcos realizan una pesca indiscriminada sin respetar temporadas.

Entonces, a esta situación se le presentan dos problemáticas que, al menos para cualquier país del mundo, serían de carácter central: por un lado, la económica y, por otro, la ambiental. ¿Qué hace el Gobierno argentino? ¿Cuáles son las medidas que se tomaron para combatir la pesca ilegal? ¿Hay respuesta?

"No existe respuesta cuando la pregunta no se hace", sentencia Piñeyro. "Pero también es cierto que no hubo ninguna iniciativa y esto es un tema que, la verdad, abarca todos los gobiernos de los que tengo memoria. No hay uno que haya decidido encarar políticamente este tema. Y me parece que ya es hora. No es un tema de este gobierno, no es un tema del gobierno anterior, del anterior, del anterior, del anterior".

Ninguno priorizó preservar nuestros recursos y, sobretodo, el desastre ecológico que va a implicar esto. Cuando se agote, la consecuencia será permanente.

Desde las entidades ambientales la solución es clara: generar el diálogo entre los principales líderes del mundo e instar a la creación de santuarios marítimos que eviten a toda costa la intervención directa del hombre para la extracción de recursos.

Proteger la fauna marina, levantar la voz ante las injusticias y movilizar a quienes deben tomar acciones para defender los intereses globales en lugar de los propios: una simple fórmula que parece saberla todo el planeta... salvo quienes toman las decisiones.

El negocio no puede ni debe depredar, pero tampoco va a dejar de existir. Ahí encuentra Piñeyro la posible solución al asunto: en la armonía entre ambas partes. "Nosotros necesitamos sacar cosas de la naturaleza, sean vegetales, animales, productos derivados de ellos, recursos marítimos... en un punto el balance lo tenemos que encontrar. En un punto, es muy difícil que no toquemos nada de la naturaleza, pero podemos tocar muchísimo menos de lo que tocamos; podemos tirar muchísima menos basura de la que tiramos y podemos utilizar muchísimo más de lo que consumimos".

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