La mayoría de lxs argentinxs presenciamos lo que ocurre con nuestrxs compatriotas varados desde un lugar totalmente ajeno: vemos que salen vuelos de acá para allá, que la población varada reclama respuestas del Gobierno, que están desesperadxs por regresar, que se agrupan en cuentas de Instagram por zona, pero no logramos entender del todo su situación. Al contrario, elegimos centrarnos en esta cuarentena que nos parece interminable e intentamos llevarla adelante lo más amenamente posible, con suerte, desde nuestros hogares. Lo mismo que anhelan lxs miles que se encuentran en el extranjero, lejos de casa.

Desde el 18 de marzo, van 87 vuelos que trajeron unas 23.000 personas al país, y aún quedan otras 16.000 dispersas por todo el globo que expresaron su deseo de volver. ¿Qué ocurre con esas personas? ¿Qué pasa que no son repatriadas?

Hay un punto particular sobre todo esto que es importante recalcar: hay una diferencia entre lo que es un vuelo humanitario y un vuelo de repatriación. Si bien tal vez el nombre "repatriación", que apela a regresar a la Patria, puede también sonar a que lo cubre el Estado, lo cierto es que éste sólo se encarga de gestionarlo; sólo en ocasiones especiales (como por ejemplo, el caso de los hijos de 8 y 12 años del doctor fallecido en Tanzania) se utilizan los vuelos humanitarios y ahí sí, los costos corren por cuenta del Estado.

La gran mayoría de los vuelos de repatriación se realizan a través de Aerolíneas Argentinas, para lo cual pueden utilizarse:

• Pasajes previamente adquiridos con esa compañía: no hay que hacer prácticamente nada, ni abonar nada
• Pasajes previamente adquiridos con otra compañía con convenio con Aerolíneas: esas empresas generan la reserva o el cambio para el vuelo
• Pasajes previamente adquiridos con otra compañía sin convenio con Aerolíneas: tienen que hacer el endoso del boleto, que se hace el día del vuelo en el aeropuerto
• Sin pasaje adquirido previamente: desde Cancillería envían un link para comprar el boleto a aquellas personas que no cuenten con uno

El problema es que muchas de las personas que se encuentran bajo la tercera situación descripta no logran que las empresas les endosen el pasaje y, por lo tanto, deben abonar uno nuevo que suele partir de los 600 dólares. Esto sumado a todos los días de estadía extra + viáticos debido a la pandemia genera un gasto imposible de bancar para muchos

"Ninguno de los vuelos que salieron ahora son de repatriación", considera Julieta Degleue, varada en Cancún, México, desde el 7 de abril, día para el que tenía fecha de regreso con la empresa United Airlines. "Si a nosotros nos pudieran endosar el boleto, sería un vuelo de repatriación porque no tendríamos que volver a pagar un pasaje que ya tenemos, pero no hubo pasajes endosados", denuncia. 

"A mi me llegó el link para comprar un pasaje pero no tengo plata, por eso no viajé. Por eso esperamos los vuelos de repatriación", insiste. Para las personas varadas 'repatriación' ya no sólo significa regresar a su país, sino también hacerlo de forma justa.

Aquel 7 de abril, cuando Julieta fue el aeropuerto dispuesta a tomar su vuelo de regreso, le notificaron que se había pospuesto para el 4 de mayo: "Inmediatamente fui a Aerolíneas y ahí me dijeron que no estaban endosando pasajes. Después intenté comunicarme con United, pero nunca pude", sostiene.

Desde Despegar.com, la plataforma por la que obtuvo su pasaje, le informaron que recién a partir de septiembre, cuando reabran las fronteras argentinas, podrán hacer uso de aquel pasaje adquirido. 

Otra es la situación que vive Camila Forte, una de las cuatro jóvenes varadas en Phnom Penh, Camboya, desde el 19 de marzo. Ella y su grupo de amigas tenían programada la vuelta a Argentina a través de Fly Emirates para el 24/03. La empresa, sin embargo, les ofreció un voucher por ese vuelo, intercambiable únicamente con esa compañía para otra fecha.

Días después, decidieron sacar otro pasaje con posibilidad de reembolso -una opción más cara que la habitual- para el 30/03 con Ethiopian Airlines; sin embargo, debido al cierre de fronteras de Tailandia (el vuelo partía desde Bangkok) terminaron pidiendo la devolución del dinero, que ocurrió casi por la totalidad del valor del pasaje.

El impedimento de Camila y aquellxs varadxs en Camboya es distinto al de quienes se encuentran en México: al haber más cantidad de varadxs en Europa y Sud, Norte y Centroamérica, el Gobierno priorizó la partida de vuelos desde allí. "Con los nuevos cronogramas, el Gobierno está resolviendo la situación en las ciudades  donde se encuentra la mayoría de los argentinos con voluntad de retornar al país", sostuvo días atrás el Canciller Felipe Solá.

Así como Camila y sus amigas, la historia se repite en miles de compatriotas: la planificación de un viaje por más de un año, la compra anticipada de pasajes para pagar en interminables cuotas, la sorpresa de una pandemia y el temor y la incertidumbre de no poder volver al hogar. En Argentina las fronteras se cerraron el 16 de marzo, pero en Vietnam y Camboya, los pasos fronterizos comenzaron a cerrarse antes. Incluso el 10 de marzo, los diarios tailandeses ya pedían cerrarse al mundo.

Y estos países no son el único ejemplo en los que lxs argentinxs tienen problemas para regresar. En Myanmar son cuatro lxs que piden a gritos regresar y critican a las autoridades por no liberar un salvoconducto para poder tomar algún vuelo desde Tailandia. De Emiratos Árabes Unidos mañana parte un vuelo que, tras una noche en Brasil, traerá a varixs argentinxs. El trayecto costó 1.600 dólares, a los que se suman 100 más de la noche en San Pablo. Desde Sudáfrica directamente no salió ningún vuelo desde que inició la pandemia.

El pasado 15/05, Cancillería anunció una tanda de 17 vuelos en los que 4.129 personas podrán regresar a Argentina. En el comunicado, aseguran que "Solá le dio especial importancia a la llegada de argentinos desde sitios que presentaban grandes dificultades de conexión", para luego citarlo diciendo: "Logramos coordinar vuelos desde los países del sudeste asiático, que debido a las distancia y a las restricciones impuestas por la pandemia eran los más difíciles de concretar", como Tailandia, India y Qatar. 

En Twitter, entre quejas por los pasajes no endosados, vouchers que no sirven y vuelos que no salen, hay una frase que lo resume todo: "Si no se apuran, va a terminar la pandemia y los varados seguirán esperando un vuelo". 

Lo cierto es que en los últimos días, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación han anunciado numerosos vuelos de repatriación, pero también es cierto que el alto perfil que han tomado los reclamos de lxs argentinxs varadxs ha contribuido a que eso ocurra. 

Resta esperar que estos reclamos sean tenidos en debida cuenta, tanto si vienen de España como de Sudáfrica, y que la coordinación entre Cancillería-Embajadas-Consulados sea prolija y efectiva.

Y sí, nos sentimos ajenxs viendo lo que le ocurre a argentinxs varadxs alrededor de todo el globo, pero que eso no nos impida sentir empatía: si ya cuesta el quedarnos en la comodidad de nuestros hogares transitando la cuarentena, imagínense en un país que no es el propio. Leer, escuchar y compartir es una forma de visibilizar lo que pasa. Aceptar lo que viven nuestrxs compatriotas en el extranjero no hace menos importante lo que ocurre en los barrios vulnerables, ni en los geriátricos, ni en las cárceles, ni en las calles. Es tan sólo una arista más de esta realidad múltiple en la que, seamos honestxs, ¿hay alguien que la esté pasando bien?