Cuando la semana pasada salió el dato de inflación de mayo hubo algunos festejos: el 3,1% de inflación mostraba el segundo mes consecutivo donde el índice bajaba, y si bien continúa siendo un número alto, parecía un halo de luz que, sin embargo, venía acompañado por amargura de alcanzar el nivel de inflación más alto en 27 años: 57,3% si comparamos con mayo de 2018. 

Una semana después, ese halo de luz se opacó: nos enfrentamos a un acelere en los precios mayoristas, que aumentaron un 4,9%, muy lejano a la evolución de los precios minoristas y después de un abril donde ya se habían incrementado un 4,6%. 

Lo primero a explicar es el porqué de la diferencia entre los segmentos: mientras que los precios minoristas cuantifican los bienes finales, los precios mayoristas cuantifican mayoritariamente insumos (primarios e industriales). Por ende, sus precios tienen que ver en gran parte con el tipo de cambio y con el precio de estos insumos en el exterior, cuando son importados.

Si miramos qué pasó con el tipo de cambio mayorista (el segmento donde participa el Banco Central) hubo una leve suba en mayo, mientras que, a su vez, hubo un aumento fuerte (8,3%) en el precio de los bienes primarios, ya que se incrementó su precio a nivel internacional.  

Si bien cuando hablamos de inflación normalmente hablamos del Indice de Precios al Consumidor (IPC), la evolución de los precios mayoristas también es importante. ¿Por qué? Porque están íntimamente relacionados: el Indice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), para decirlo fácil, muestra los valores que miran los empresarios y productores, mientras que el IPC es el que enfrentamos todos y todas. Ahora, los que formulan los precios son justamente los empresarios y productores. 

En este sentido, esta brecha entre los precios mayoristas y minoristas anticipa una fuerte presión hacia los precios que enfrentamos en nuestro día a día. Algo así como una inflación reprimida. Dicho esto: ¿cómo puede ser que los precios mayoristas tengan un acumulado anual del 68,5% mientras que el de los minoristas sea de 57,3%?

Para profundizar sobre esta cuestión hablamos con Leandro Mora Alfonsín, economista, docente y director ejecutivo de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), quien en primer lugar destaca lo elevado del nivel en que se mantiene la evolución de precios mayoristas.

"El IPC mide la evolución de los precios que vemos los consumidores, mientras que el IPIM mide la evolución de los precios intermedios, los mayoristas. Es un aumento en los costos de las empresas y se espera que se traslade a los precios minoristas en el futuro. El traspaso no se da de manera homogénea ni horizontal, pero si es un termómetro que se puede utilizar a la hora de ver estos datos". 

Con respecto a la evolución de este índice menciona que "el IPIM arrastra, en parte, la fuerte depreciación de la moneda del año pasado. Si nos acercamos a los últimos meses se modera un poco el peso de los productos importados (4,1%) persiste el de los costos nacionales (5%)". Sin embargo, adelanta que es temprano para hablar de cambios de tendencias.

Yendo al detalle, remarca un cambio en cómo evolucionaron los precios de los distintos rubros. "Los sectores mas mercadointernistas, que la pasaron muy mal el año pasado, están moderando bastante el traslado a los precios minoristas. Si ves el acumulado de 2019 para mayo ves que muebles, textiles y cueros están creciendo por debajo del promedio, mientras que por encima esta los productos metálicos básicos, maquinaria y equipos, transporte y alimentos y bebidas".  

Por lo tanto, esta diferencia de 11,2% entre los precios a los que se enfrentan los empresarios y los que enfrentamos los consumidores trae la necesidad de tomar con pinzas las declaraciones del presidente Mauricio Macri, quien prometió que la inflación "va a ir en baja". Lo que es seguro, y se anticipa en las estimaciones de las consultoras, es que no se espera que la inflación mensual en 2019 baje del 2%.