El martes se oficializó, a través de la Resolución 598/2019, la creación del "Servicio Cívico Voluntario en Valores" por parte del Ministerio de Seguridad de la Nación, para jóvenes de 16 a 20 años, dictado por la Gendarmería Nacional. 

Algo no menor es que comunicacionalmente el anuncio fue dirigido no a los jóvenes (quienes son los que deberían inscribirse) sino a los adultos que acumulan quejas ante el imaginario de los Ni-Nis como millennials que toman café de autor mientras suman horas frente a la computadora o sus teléfonos. No es casualidad, la frase "ni trabajan ni estudian" dan la idea de una juventud con poco ánimo de hacer algo productivo con sus horas.

Fue la misma ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la que declaró que "el objetivo es ofrecer una salida a quienes necesitan una posibilidad de salir de la idea de que no van a hacer nada, de que no tienen nada para hacer y de que el futuro será un vacío” dando la idea de jovenés mirando el horizonte con dudas existenciales. 

Pero lejos del prejuicio, que no niego que se confirme en las clases sociales que pueden permitírselo, la situación de la juventud en nuestro país es por demás problemática. Una imagen que la graficá bien fue reflejada en la última feria de empleo joven, donde más de 130.000 millennials peleaban por conseguir un puesto de trabajo.

Las oportunidades laborales escasean, prueba de esto es la tasa de desempleo que para los menores de 30 años supera el 20%. 1 de cada 5 personas de entre 14 y 29 años está buscando activamente trabajo y no lo consigue. Es el doble que el promedio para toda la población, que está en 10,1%. 

Desterrada la idea de que no trabajan porque "son vagos", y entendiendo que para estudiar es necesario tener recursos que lo permitan, es importante traer el dato del informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) donde se evidencia que el 67% de los jóvenes, mal llamados Ni-Nis, son madres adolescentes que cuidan de sus hijos, hermanos o adultos mayores.

Sumado a las horas destinadas al cuidado de estas personas a su cargo, se enfrentan a un mercado laboral que no las absorbe. La tasa de desempleo de mujeres menores de 30 años asciende al 23,1% y superá el 25% en el caso del conurbano bonaerense. Son 1 de cada 4 mujeres jovenés las que buscan y no consiguen empleo. 

¿Qué hacemos? 

Al margen de las críticas a que la solución propuesta para jóvenes que no consiguen empleo y no están en instituciones educativas venga del ministerio de Seguridad y no del de Educación o Producción, no queda claro porqué o cómo un  "Servicio Cívico Voluntario en Valores" dictado por la gendarmería nacional daría solución a la falta de inserción formal de estos jóvenes. 

No sólo la política pública no nace de la institución correcta sino que tampoco tiene en cuenta las especificidades del grupo poblacional al cuál está dirigido. Con los datos desarrollados antes, queda claro que la población a la que apuntan es mayoritariamente femenina y, lejos de estar sentada en la esquina viendo el tiempo pasar, están realizando tareas de cuidado ya sea de sus hijos o de familiares.

En este sentido, una recomendación interesante en términos de políticas públicas sería generar espacios de cuidado estatales (como guarderías públicas y en los espacios de trabajo, además de ampliación de vacantes en maternales y jardines) para que esas jóvenes mujeres puedan disponer de horas para destinar al mercado de trabajo. Esto es condición necesaria pero no suficiente. Faltan oportunidades concretas de empleo jóven y las expo en La Rural no parecen resolver el problema.