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"Según Vidal los pobres no llegan a la universidad. Yo soy pobre, llegué a la UBA y me recibí"

La historia de este hombre contrasta con las declaraciones de la gobernadora de Buenos Aires. Conocela acá
"Según Vidal los pobres no llegan a la universidad. Yo soy pobre, llegué a la UBA y me recibí"
Historia de vida

"¿Y llenar la provincia de universidades públicas cuando sabemos que nadie que nace pobre llega a la universidad?", había expresado la gobernadora de Buenos Aires y rápidamente se generó polémica. 

Andrés Merlo, de 48 años, fue uno de los primeros en reaccionar contra sus dichos. Como argumento, utilizó su propio ejemplo de vida. Conoce la pobreza en carne propia: "Vivo en un barrio pobre, y veo a la gente sufrir. Todos la pasan mal". Pero aún así, logró estudiar y recibirse de contador público y periodista.

En diálogo con Filo News, el hombre dio a conocer su impactante experiencia, que denota superación y motivación frente a las terribles circunstancias que debió afrontar en la vida.

No rendirse jamás

De chico, Andrés vivió en el barrio "Los Patitos", situado en Hurlingham. "Vengo de una familia muy pobre. Vivíamos en el límite. Mi mamá limpiaba casas de familia. Mi papá trabajaba en una fábrica llamada Scholnik que quebró en 1985. No les pagaron, y ellos iban y hacían ollas populares", confesó.

En ese momento, él tenía 15 años de edad; para poder terminar el secundario, trabajó de volantero, ayudante de albañil, lavando autos en agencias de usados.

Después de varios intentos, consiguió trabajo en una fábrica de medialunas, y arrancó la universidad. Trabajaba en esa fábrica de 16 a 23 en Palermo. Mientras tanto, acomodaba su vida a ese ritmo: iba a la UBA, de 7 a 14 a Ciudad Universitaria.

"Pichuleaba fotocopias, iba a las bibliotecas. Caminaba para ahorrar. Usaba bicicleta. La carrera la hice con mucho esfuerzo. Y me recibí. Y mejoré sustancialmente mi vida y la de mi familia. Por eso me duele tanto lo de Vidal".

Mientras, ayudaba a su familia mientras podía. Y estudiaba como podía. Pocas horas de sueño, durmiendo en colectivos y trenes. "Yo tenía en claro una cosa: no quería ser operario como mi viejo. Mal pago, explotado. Por eso recibirme fue un logro casi necesario".

"Tuve que estudiar algo que no me gusta pero que lo estudie por que necesitaba sobrevivir y prosperar". Como si fuese poco, Adrián aceptó dar clases gratis en la Universidad de Buenos Aires, "porque sentí que estaba en deuda con la sociedad".

"Mi situación hoy es distinta. No tengo opulencia pero vivo bien. No puedo quejarme. Pero vivo en un barrio pobre, y veo a la gente sufrir. Todos la pasan mal. Ver gente pobre revolviendo basura de pobres. Ese es el límite de todo", finalizó.

La historia refuta los dichos que expresó la gobernadora de Buenos Aires. Justamente, el hombre se encargó de dejarlo claro a través de su cuenta de Twitter, donde rápidamente su historia se volvió viral.

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