¿Cuáles son los beneficios y los riesgos de que los gobiernos del mundo puedan tener tanta información de todos? Esa es la gran pregunta que la gente se hace en general con cada escándalo de filtraciones e información que aparece de los diferentes país,es al tiempo que la imaginación cada vez se acerca a la realidad.

"Cuanto más controlados, más sanos" Ese pareciera ser el nuevo lema mundial, o al menos así es lo que pensamos. En esta oportunidad, el coronavirus genera la chance de un avance en controles de pandemia como nunca, principalmente con el uso de cámaras térmicas que puedan detectar temperaturas cuestionables. 

China, el país donde estalló toda la crisis de COVID-19 cuenta con unas 200 millones de cámaras de vigilancia, según números oficiales, y a partir del brote en Wuhan entre diciembre y enero, se empezaron a multiplicar también las cámaras térmicas o termográficas. En ese mismo camino, sigue Nueva York, la ciudad más cosmopolita del "enemigo".

La historia no es diferente en otros lados, Singapur usa perros robots en los parques para controlar el distanciamiento, en Ecuador se desarrolló un robot (Panchito) desinfectante y mejor no empezar con las aplicaciones y la competencia por desarrollarlas. Desde los gigantes tecnológicos hasta Argentina con "CUIDAR", todos tienen miedo a perder la privacidad.

"La tecnología está dando soluciones y asistencia para enfrentar al coronavirus. El inconveniente es cuando, en nombre de la seguridad o de la prevención, se extiende el uso de aplicaciones o soluciones cibernéticas que ponen en riesgo nuestra intimidad". Este es el mundo donde vivimos y los miedos se mantienen.