Rusia llegó a ser el segundo país más afectado por la pandemia de coronavirus en cantidad de infectados pero siempre mantuvo una tasa baja de mortalidad. Por eso, con los números, se dispararon los rumores: a VladimirPutin lo acusan de esconder la cantidad de muertes por COVID-19. 

¿Es cierto que Rusia tiene la pandemia bajo control? Mientras algunos cuestionan las cifras oficiales de fallecidos y consideran que están un poco dibujadas, el gobierno ruso tiene otra explicación y es que su gestión permitió evitar lo peor y salir adelante pese al brote de contagios. 

Según el análisis de Oriane Flechaire hay varios parámetros para tomar en cuenta y están explicados en el siguiente video. ¡Dale Play!

Lo cierto es que el presidente ruso, rápido de reflejos, no fue de esos mandatarios que miraron para otro lado mientras avanzaba la pandemia, como Boris Johnson en el Reino Unido, Donald Trump en EEUU o Jair Bolsonaro en Brasil y ordenó restricciones, a medida que el COVID-19 se iba expandiendo.

En Moscú, epicentro de la pandemia, las autoridades locales tomaron medidas aún más drásticas: cuarentena obligatoria y suspensión de toda actividad no esencial.

Hicieron lo posible para demorar el impacto de la pandemia y aprovecharon ese tiempo para, por ejemplo, construir hospitales especializados para atender a pacientes con coronavirus, a la manera de China.

Aún así la manera de contabilizar muertos por este nuevo virus en Rusia es muy confusa: hay pacientes que mueren por COVID-19 sin ser diagnosticados y no entran en ninguna estadística; muertes que no se computan por producirse fuera del sistema hospitalario y víctimas que no fallecieron por coronavirus, sino que fallecieron con coronavirus. Es confuso y todas esas sospechas no fueron despejadas por las autoridades. 

Por ejemplo, el 19 de marzo, el Gobierno ruso anunció que una señora de 79 años era la primera persona fallecida por COVID-19 en el país. A las pocas horas, dieron marcha atrás. La paciente, que había dado positivo al test de coronavirus, padecía además de enfermedades crónicas y murió en realidad por el desprendimiento de un coágulo de sangre.

Mientras se discute si se escondieron o no los muertos por el SARS-CoV-2 Putin intenta reactivar la actividad económica, que a finales de abril ya había caído un 33% y quiere también retomar la agenda política.

En fin la pelea contra la pandemia todavía no terminó pero Vladimir Putin ya está en otro frente de batalla.