Desde el año 1993, cada 12 de mayo se celebra el Día Mundial de la Fibromialgia y del Síndrome de la Fatiga Crónica en homenaje al nacimiento de Florence Nightingale, enfermera, escritora y estadística británica conocida como la fundadora de la enfermería moderna y quién se pensaba que padecía esta enfermedad.

La Fibromialgia en una enfermedad cuyos síntomas principales son dolor en los músculos y tejidos fibrosos como tendones y ligamentos. Afecta aproximadamente del 2 al 4% de la población pero mayormente a la mujer en una proporción de 20:1 con respecto al varón y se puede presentar a cualquier edad (si bien con más frecuencia la edad media de inicio es entre los 40 a 50 años).

La intensidad del dolor puede variar desde un leve incremento en las áreas sensibles hasta ser tan intenso que provoca una incapacidad funcional que impide realizar las tareas habituales o laborales.

Puede acompañarse de un endurecimiento o rigidez por la mañana que puede durar pocos minutos o prolongarse en varias horas y, si bien el dolor es difuso, hay sitios —"puntos dolorosos"— donde es mucho más intenso, como el cuello y la región lumbar, los hombros y las caderas.

Periódicamente suele ocurrir tanto en miembros superiores como inferiores, y con especial localización en manos y pies, acompañado de sensaciones como hinchazón de manos, hormigueos, adormecimiento, pinchazos, quemazón, ardor, calambres.

Del mismo modo se suelen presenta dolores de cabeza o bien difusos o de tipo migrañoso (un dolor agudo que suele tomar mitad derecha o izquierda de la cabeza). Las molestias pueden acentuarse con los cambios climáticos, tensión emocional o ejercicios muy intensos.

Además, casi el 80% de los pacientes presenta alteraciones con el sueño y el cansancio aparece en el 90% de los pacientes con ésta patología. Este último es un síntoma constante, no mejora con el reposo y se agrava con las actividades.

Otras manifestaciones incluyen sequedad en la boca y los ojos, mareos, inestabilidad, palpitaciones, cambios de coloración en manos acompañados con sensación de frialdad, dificultad para concentrarse, perdida de memoria, dolor en región mandibular y bruxismo.

Aunque se desconocen las causas, se cree que puede existir una predisposición genética, que algunas enfermedades infecciosas pueden desencadenar o agravar la fibromialgia, o que puede desencadenarse por un suceso físico, como un accidente automovilístico. 

En cuanto a su diagnóstico, el factor principal es el dolor generalizado en todo el cuerpo durante al menos tres meses, mientras que los análisis de sangre pueden servir para descartar otros trastornos que presentan síntomas similares.

Finalmente, los tratamientos para la fibromialgia consisten en medicamentos y estrategias de cuidado personal, haciendo hincapié en minimizar los síntomas y en mejorar el estado de salud general. No hay un solo tratamiento que funcione para todos los síntomas, pero intentar varias estrategias terapéuticas puede tener un efecto acumulativo.