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Ciencia

Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevo récord

Si no se detienen las emisiones, la temperatura mundial seguirá subiendo. El resultado serán fenómenos meteorológicos extremos como episodios de calor intenso, lluvias fuertes, derretimiento de las masas de hielo, subida del nivel del mar y acidificación de los océanos.

Las concentraciones de gases de efecto invernadero alcanzaron nuevo récord

La Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia especializada de las Naciones Unidas responsable de asegurar y facilitar la cooperación entre los servicios meteorológicos nacionales, anunció ayer que la abundancia de gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera volvió a alcanzar un nuevo récord el año pasado a pesar de la ralentización económica causada por la pandemia de Covid-19.

Si no se detienen las emisiones, el resultado será la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos.

Según detallaron, la concentración de dióxido de carbono (CO2) alcanzó en 2020 las 413,2 partes por millón (ppm), superando el hito de las 400 ppm en 2015. Se trata del gas de efecto invernadero más abundante en la atmósfera, y contribuye en aproximadamente un 66 % al efecto de calentamiento del clima, principalmente a causa de la quema de combustibles fósiles y la producción de cemento.

Si se mantiene el actual ritmo de aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero, el incremento de la temperatura a finales de este siglo superará de lejos el objetivo establecido en virtud del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global a 1,5 o 2 °C por encima de los niveles preindustriales.

"Esto no es una mera fórmula química y unas cuantas cifras en un gráfico. Conlleva repercusiones negativas de primer orden para nuestra vida cotidiana y nuestro bienestar, para el estado de nuestro planeta y para el futuro de nuestros hijos y nietos", afirmó el Secretario General de la OMM, el profesor Petteri Taalas.

Aproximadamente la mitad de ese CO2 emitido en la actualidad a raíz de las actividades humanas permanece en la atmósfera, mientras que océanos y ecosistemas terrestres absorben la otra mitad, lo que podría terminar haciendo disminuir la capacidad de estos de absorber CO2 y ejercer de reguladores que eviten aumentos de la temperatura aún mayores.


"Si no se detienen las emisiones, la temperatura mundial seguirá subiendo. El CO2 es un gas caracterizado por su larga vida y, por tanto, el nivel de temperatura observado actualmente persistirá durante varias décadas aunque las emisiones se reduzcan rápidamente hasta alcanzar el nivel de cero neto. Si ello se suma al calentamiento del planeta, el resultado será la proliferación de fenómenos meteorológicos extremos (como episodios de calor intenso, lluvias fuertes, derretimiento de las masas de hielo, subida del nivel del mar y acidificación de los océanos), que entrañarán repercusiones socioeconómicas de gran alcance", alertaron en el comunicado de la OMM.

En cuanto al metano (CH4) y al óxido nitroso (N2O), sus concentraciones equivalieron, respectivamente, al 262 % y al 123 % de los niveles de 1750, el año elegido para representar el momento en que la actividad humana empezó a alterar el equilibrio natural de la Tierra. 

El gas natural utilizado para la calefacción es casi completamente metano. Además, las vacas y otros rumiantes también producen mucho CH4.

El primero es un potente gas que permanece en la atmósfera durante aproximadamente una década y el causante de aproximadamente el 16% del calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero de larga vida. Alrededor del 40% del CH4 que se emite a la atmósfera procede de fuentes naturales (por ejemplo, humedales y termitas), mientras que cerca del 60% proviene de fuentes antropógenas (por ejemplo, ganadería de rumiantes, cultivo de arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos y quema de biomasa).

El aumento en la concentración de ese gas de 2019 a 2020 fue superior al observado entre 2018 y 2019, y también fue mayor a la tasa de aumento medio anual del último decenio.

El óxido nitros, por otra parte, es un potente gas de efecto invernadero y, al mismo tiempo, una sustancia química que agota la capa de ozono. Es el causante de aproximadamente el 7 % del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga vida.

Las emisiones de N2O a la atmósfera provienen de fuentes naturales (cerca del 60%) y de fuentes antropógenas (aproximadamente el 40%), por ejemplo, los océanos, los suelos, la quema de biomasa, el uso de fertilizantes y diversos procesos industriales. El aumento anual de 2019 a 2020 fue superior al registrado entre 2018 y 2019, y también fue mayor a la tasa de aumento medio de los últimos diez años.

Las emisiones mundiales de N2O fruto de actividades humanas, entre las que predomina la fertilización de las tierras de cultivo con nitrógeno, aumentaron un 30 % en los últimos cuatro decenios. Así, la agricultura es la causante del 70 % de todas las emisiones antropógenas de ese gas debido al uso de fertilizantes nitrogenados y estiércol. Ese aumento fue la principal causa del incremento de la carga atmosférica de N2O.

"Debemos transformar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte y todo nuestro estilo de vida. Los cambios necesarios son asequibles desde el punto de vista económico y viables en el plano técnico. No hay tiempo que perder", aseguró Taalas.

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