Hace 50 años, un grupo mujeres marcaba un punto de quiebre en la historia del tenis. Nada fue igual luego de aquel 23 de septiembre de 1970, en el que nueve jugadoras decidieron alzar su reclamo por las enormes desigualdades que en aquellos tiempos había entre hombres y mujeres, y le dieron vida al primer torneo de tenis profesional femenino, que quedó sellado con una simbólica firma de contratos por un dólar.

Este primer paso fue el que sentó las bases para la creación del circuito exclusivamente femenino, que se concretó en 1973 con el nacimiento de la Women Tennis Association (WTA).

Las Original 9, tal como se conoce a ese grupo de tenistas, estaba conformado por Billie Jean King, Julie Heldman, Peaches Bartkowicz, Rosie Casals, Judy Dalton, Kerry Melville, Nancy Richey, Valerie Ziegenfuss y Kristy Pigeon.

Su lucha no comenzó por una casualidad. Dos años antes, en 1968, en el comienzo de la Era Abierta, había una gran diferencia en las ganancias entre hombres y mujeres. De hecho, en uno de los torneos programados en 1970 el ganador iba a recibir un premio 12 veces mayor que la ganadora.

A medida que pasaron los años, el tenis femenino fue creciendo y acortando las brechas entre hombre y mujeres. 1973 también fue el año en el que el US Open ofreció el mismo premio económico para ambas ramas, una medida que con el tiempo se extendió a los cuatro Grand Slams.

La semana pasada, la Copa Fed -máxima competencia internacional femenina por equipos, llamada Copa Davis entre los hombres- cambió su nombre por Copa Billie Jean King, en homenaje a la histórica jugadora estadounidense y cabecilla del proyecto que cambió al tenis femenino para siempre.

"No hay nada como la sensación de representar a tu país y ser parte de un equipo, por eso este torneo es tan importante y especial para mi. Es un honor que la copa del mundo de tenis femenino lleve mi nombre y es una responsabilidad que no descuidaré. Nuestro trabajo es compartir esta visión con las futuras generaciones de niñas, porque si puedes verlo, puedes serlo", declaró Billie Jean, embajadora mundial desde 2019 de la copa que ahora lleva su nombre.