El Borussia Dortmund, uno de los equipos más fuertes de la Bundesliga, cayó, el día de ayer, contra el TSG 1899 Hoffenheim, equipo que se encuentra sexto en la tabla.
Pero no sólo eso: el Hoffeinheim ganó por goleada y, redoblando la apuesta, los cuatro goles los marcó el mismo jugador, Andrej Kramarić, delantero croata de 29 años.
Pero todavía hay más. A menos de cuatro minutos de iniciado el segundo tiempo y a pocos segundos de haber marcado el tercer gol, el árbitro le otorgó un penal al Hoffeinheim.
¿Quién lo iba a patear? Kramarić, por supuesto, no se iba a perder la oportunidad de sellar un póker de goles en el encuentro.
Pero al patear, giró su cabeza hacia atrás, dándole más elegancia a la cuestión. Si bien la pelota entró, Bürki, el arquero del Dortmund, casi la para.
¿Qué hubiera pasado si se la atajaba? ¿Lo hubiesen insultado a Kramarić por sobrar al arquero? ¿Se lo hubieran perdonado por haber hecho un hat-trick?