Cuando pensábamos que el mercado de las consolas estaba condenado a sólo tres competidores Slightly Mad Studios, el estudio responsable de la serie de simuladores Project CARS, anunció que planean lanzar su propia máquina, de nombre Mad Box, en 2022.

La noticia llegó a través de la cuenta personal de Ian Bell, el CEO del estudio, que a comienzos de este año escribió: “¿Qué es Mad Box? Es la consola más poderosa jamás construida… Es literalmente ‘Una Locura’... ¿Querés 4K? ¿Querés VR a 60 cuadros por segundo? ¿Querés un motor completamente gratuito para desarrollar los juegos? Lo tenés.”

Bell charló con el portal Variety pero no ofreció demasiada información de la consola. Sí confirmó en su cuenta de Twitter que tardía unos tres años en llegar al mercado y que cuando lo haga, estará a la altura de una PC de alta gama de un año antes. 

El discurso de Bell sonaba muy similar al que escuchamos hace años cuando se anunciaron las Steam Machines, aquellas PCs con tamaño, precio y prestaciones atractivas que iban a utilizar el sistema operativo de Valve para llevar a un público acostumbrado a la accesibilidad de uso de las consolas el enorme ecosistema de PC. Hoy, más de cinco años después, de las Steam Machines no quedó ni el vapor.

Las sospechas se confirmaron cuando algunos días después el mismo CEO mostró los primeros diseños de las máquinas, que se ven tan ridículas como poco prácticas para cualquier tipo de ambiente. En el mensaje el ejecutivo explica que la parte interna de esos engendros está fuera de foco porque todavía están discutiendo los componentes que incluirá.

Por si todo este delirio fuera poco (nunca mejor puesto el nombre de un estudio), esta semana Bell lanzó una propuesta para que el público decida el slogan de la consola prometiendo 10 mil dólares y juegos gratuitos de por vida. Aparentemente la frase “Tenés que estar loco (Mad) para no comprar esta caja (Box)” que propuso el departamento de márketing no lo convenció, y lo dejó en claro en una serie de mensajes en su cuenta de Twitter.

No parece haber términos y condiciones, así que si se sienten creativos (y un mensaje de Twitter puede considerarse vinculante), podrían llevarse casi 400 mil pesos por una buena frase. Quizá tanta vida en Twitter finalmente tenga recompensa.