Ayer el Estadio Obras se incendió con la llegada de la que se convirtió en un ícono del rock para las chicas y en particular para la comunidad LGBT+: la cantante y compositora Marilina Bertoldi. Desde las canciones más dulces a un ritmo lento hasta esas tan potentes que la rompen y ponen al público a poguear, la playlist pasó por todos los álbumes, todos los ritmos y todos los estados de ánimo.

Con una perfo que hacía a los y las fans parte de una especie de ceremonia religiosa, la entrada estuvo cargada de mística con "un papa" encabezando la llegada al escenario y una Marilina aparentemente desmayada que, cargada por sus compañeros de escena, terminaba en una pose de crucifixión (¿será este un mensaje de resurrección que alude a uno de sus últimos shows donde veíamos a su personaje muerto y desangrado?).

Empezó entonces el show con "Sexo con modelos", el grito de qué más habrá que ceder para que todo esté vivo y el agite que hace rato estaba a la espera de un detonante para ponerse a saltar, cantar y sacudir violentamente la cabeza al ritmo de la música. 

La seguidilla de hits que a continuación incluyó "Claro ma", "Sushi en lata", "Beso beso beso" y "Vivo pensando en ayer", algunos de los temas de su más reciente disco "Mojigata" que, suele contar, lleva el nombre en referencia a la época de su infancia y adolescencia en la que actuó un personaje para pasar desapercibida en su pueblo natal.

En la localidad santafesina de Sunchales (lugar que también vio a nacer a su hermana mayor, la cantante y guitarrista de Eruca Sativa, Lula Bertoldi); Marilina se sabía diferente, un monstruo, donde la hostilidad alrededor la hizo crecer sin poder nombrarse y sin poder decir en voz alta lo que ella era. Ese fue su secreto desde muy pequeña: gustar de chicas. 

Ahora, reivindicando un poco a su niña interior y a todas las que nos identificamos como lesbianas, Marilina no solo salió del closet sino que también pelea por la diversidad y la representación, para que todos y todas nos veamos reflejados en espacios y lugares.

Algo que vemos reflejado en sus shows con un montón de chicas tocando en el escenario con ella, con un montón de banderas, remeras y accesorios que muestran el orgullo lgbt+; con comentarios subidos de tono por parte del público femenino y con fans tirándole flores por doquier, figurativa y literalmente.

Pero también algo que explicita ella, como cuando llegó el momento de "La casa de A" y a la letra de "Nada mas te dejo atada en lo que te supe hacer muy bien" le acompañó un gesto de la cantante con la mano y la lengua que simulaba la práctica de hacer sexo oral a los genitales femeninos.

Le siguieron a continuación varios de esos temas que te tocan las fibras más sensibles, como "Remis", "Amuleto", "En mi" y el preferido del público para cantar a los gritos y sintiéndolo profundamente, "Enterrarte". En contraste con lo anterior, el animó volvió a estar por las nubes con "Es poderoso", "O no?" y "La cena". Además, unos varios cambios de vestuario mostraban a la artista con una onda más vaquera o más sensual según la vibra del momento, y un equipo de bailarines acompañaba con coreografías que recordaban a Thriller de Michael Jackson.

Después, casi al final del show, un mensaje respecto a la salud mental mostró a una Marilina más optimista, que se refirió al momento que estaba pasando cuando fue invitada a Caja Negra a principio de año y donde habló sobre la depresión, la ansiedad y, particularmente, el suicidio como una puerta de salida. "Fue pasando el año y seguía en la mierda. Preocupé a mi familia y a mis amigos, pero pedí ayuda. Y ya no tengo más depresión", enfatiza. "Lo que nadie te avisa una vez que superas la depresión, es que el siguiente paso es la ira", sentencia para luego cantar "Y deshacer", donde los presentes retoman su euforia, sus saltos y sus cantos a todo pulmón.

Finalmente, "Pucho", "Racat" y "Mdma" dieron cierre al show dejándonos a muchos bien arriba a pesar del cansancio y el calor, con ganas de más y con la manija de quien acaba de presenciar un espectáculo a la altura de las expectativas.