Miles de personas volverán a ocupar las calles de distintas ciudades de Francia para manifestarse contra la reforma previsional del presidente Emmanuel Macron, en la novena jornada de protestas.

Las autoridades prevén que entre 600.000 y 800.000 personas participarán de las 300 manifestaciones convocadas en todo el país. Por eso, han dispuesto el despliegue de 12.000 agentes, 5.000 de ellos en París.

Anoche, marchas espontáneas de protesta volvieron a tener lugar en diferentes ciudades. Y en algunos casos, derivaron en disturbios y enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad.

Las manifestaciones tendrán lugar en un día de sustancial extensión de las huelgas que se vienen desarrollando de forma más o menos ininterrumpida en los transportes públicos, en las refinerías, en la energía, en la recogida de basuras o en la educación. El paro de los controladores aéreos, además, ha obligado a la cancelación anticipada del 30% de los vuelos en el aeropuerto parisino de Orly y el 20% en los de Marsella, Toulouse y Lyon.

La controvertida ley que eleva a 64 años la edad jubilatoria será revisada en las próximas semanas por el Consejo Constitucional de Francia, en respuesta a recursos presentados por partidos opositores, y el Presidente sólo podrá promulgarla después de que el organismo dé su aprobación.

Macron confía en que la reforma entrará en vigor antes de fin de año

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, brindó una entrevista en la que defendió su proyecto, aprobado por decreto, y confió en que entrará en vigencia antes de 2024.

"¿Creen que me gusta hacer esta reforma? No", aseguró el mandatario, en un reportaje concedido a las dos principales cadenas de televisión francesas. Según estimaciones oficiales, la caja de pensiones entrará en un déficit que crecerá hasta los 12.500 millones de euros para 2030. El objetivo de esta reforma, explican, es alcanzar el equilibrio financiero.

No obstante, Macron reconoció lo "impopular" de la medida y admitió que su principal error fue no haber logrado "convencer" a la población de que ésta era adecuada. También aseguró entender el enojo de la sociedad ante las ganancias de grandes empresas y anunció que  pedirá al Gobierno que se les obligue a “participar en el esfuerzo colectivo” de la nación a través de una "contribución excepcional".

Respecto a las protestas, el presidente observó: "Hay que respetar cuando son pacíficas pero no cuando acuden a la extrema violencia".

En esa línea, dijo que hay que "escuchar la cólera", pero advirtió que "no se va a tolerar un desbordamiento". También apuntó contra los sindicatos, que impulsan las protestas en todo el país. "Ninguna fuerza sindical ha propuesto compromisos. Nos han dicho que no querían ninguna reforma", dijo.