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Cinco mitos sobre el protector solar

La desinformación alrededor del protector solar es común. No dejes que los mitos te detengan de cuidar tu piel.

Cinco mitos sobre el protector solar

"¿Por qué usar protector solar, si yo me quemo bien?". "Después de unos días en la playa ya estoy bronceado/a y no lo necesito más". Debés haber dicho o escuchado mil veces frases como estas. Obviamente, están equivocadas. 

La exposición al sol sin protección es peligrosa. Peligrosa en serio. La exposición a la radiación UV es la causa principal del melanoma, uno de los cánceres más mortales. Aunque sigue siendo la forma menos común de cáncer de piel, está aumentando su prevalencia en todo el mundo, con alrededor de 132.000 casos nuevos cada año según la Organización Mundial de la Salud.

Antes que nada: ¿Qué es la radiación UV?

La radiación UV es parte de la energía natural producida por el Sol. En el espectro electromagnético, la luz UV —esa que también emiten las camas solares— tiene longitudes de onda más cortas que la luz visible, por lo que nuestros ojos no pueden verla pero nuestra piel si puede sentirla.

Existen dos tipos de luz UV contribuyen al riesgo de cáncer de piel:

  • La ultravioleta A (UVA) tiene una longitud de onda más larga y está asociada con el envejecimiento de la piel.
  • La ultravioleta B (UVB) tiene una longitud de onda más corta y es la responsable del bronceado, pero también de las quemaduras por el Sol.

Si bien los rayos UVA y UVB difieren en cómo afectan la piel, ambos causan daño. La exposición desprotegida a los rayos UVA y UVB daña el ADN en las células de la piel, produciendo defectos genéticos o mutaciones que pueden conducir al cáncer de piel (así como al envejecimiento prematuro).


¿Qué es el Factor de Protección Solar (FPS)?

Pero lo bueno es que los humanos diseñamos una herramienta muy simple y efectiva que nos protege de ambas formas de radiación: el protector solar. No sólo sabemos que nos protege sino que sabemos también cuánto nos protege.

El FPS es una medida relativa de cuánto tiempo un protector solar te protegerá de los rayos UVB; el número indica el múltiplo del tiempo al que se puede exponer la piel protegida para conseguir el mismo efecto que se obtendría si no se hubiese aplicado ninguna protección.

¿Difícil? No tanto. Por ejemplo: supongamos que comprás un protector solar FPS 30. Si normalmente pasan 10 minutos hasta que tu piel comienza a arder ante la exposición al sol, al usar el FPS 30, teóricamente estarás protegido del Sol durante 300 minutos, o 5 horas.

Esto es lo básico. Ahora sí: a los mitos. 

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