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Racismo e invisibilización discursiva: ¿desaparecieron de Argentina los afro?

Nengumbi Sukama nació en la República Democrática del Congo y llegó a Argentina en agosto de 1995, y en 2005 se nacionalizó argentino. Es activista político, de derechos humanos y fundador del Instituto Argentino para la Igualdad, Diversidad e Integración (IARPIDI).

Racismo e invisibilización discursiva: ¿desaparecieron de Argentina los afro?

Argentina es un país multicultural, con una gran diversidad de inmigrantes, pero en sus inicios de Estado Nación, se proyectó al mundo como un país biológica y culturalmente europeo. Sin embargo, pese a la gran cantidad de migración europea que recibió tras la Segunda Guerra Mundial, existe una diversidad mucho más amplia. En la base de nuestra sociedad están presentes la ascendencia indígena y la africana.

“Si bien se suele escuchar que en Argentina nunca hubo afros o que desaparecieron, esto es el deseo del Estado argentino y esa desaparición fue discursiva porque nunca desaparecieron siguen estando a través de la descendencia”, explicó Nengumbi Sukama, quien inició la charla dando una clase magistral de historia.

Créditos: Emiliano Collado.

Allí contó que el origen de la presencia afro en Argentina data del Siglo XVI: “La primera llegada de africanos y africanas en Argentina se puede ubicar alrededor de 1534, incluso antes de la primera fundación de la Ciudad de Buenos Aires. Las primeras personas de ascendencia africana llegaron a la Argentina en condición de esclavizadas”.

Ahora bien, Argentina se proyectó al mundo como un país biológica y culturalmente europeo, lo cual “implicó el intento de querer eliminar o exterminar a todas las personas de ascendencia africana, como ocurrió con los pueblos originarios y como no resultó pasaron a la segunda etapa, que es de invisibilización de personas de ascendencia africana”. Por este motivo, es que como activista afro, Nengumbi destacó que lo primero que revalida es “la visibilidad de afrodescendientes argentinos y argentinas”. 

“Argentina se proyectó al mundo como un país biológica y culturalmente europeo, lo cual implicó el intento de querer eliminar o exterminar a todas las personas de ascendencia africana, como ocurrió con los pueblos originarios y como no resultó pasaron a la segunda etapa, que es de invisibilización de personas de ascendencia africana”. 

En el marco del ciclo llevado a cabo por Google y Filo.News, titulado: #SeBuscaDiversidad, dialogamos con Nengumbi Sukama fundador y director ejecutivo del Instituto Argentino para la Igualdad, Diversidad e Integración (IARPIDI), que es una asociación civil que nace para dar respuesta a la violación sistemática y permanente de los derechos humanos de los solicitantes de refugio, refugiados, inmigrantes africanos/as y afro descendientes en la República Argentina.

Afrodescendientes

El término afrodescendientes nació en Chile en el año 2000, mientras que se preparaba la III Conferencia Mundial contra el racismo, la discriminación racial y las formas conexas de intolerancia celebrada en Durban, Sudáfrica del 31 de agosto al 8 de septiembre de 2001. Esta terminología “hace específicamente referencia a personas que nacieron de las y los africanos que fueron esclavizados, existe afrodescendiente argentino y argentina”.

“Si bien se suele escuchar que en Argentina nunca hubo afro o que desaparecieron, esto es el deseo del Estado argentino y esa desaparición fue discursiva porque nunca desaparecieron siguen estando a través de la descendencia”. 

También existe el término afroargentino, que incluye a los hijos de los inmigrantes africanos libres, oriundos de Cabo Verde, que llegaron a nuestro país a fines del Siglo XIX y comienzos del XX. “Todos esos descendientes son afroargentinos, no son afrodescendientes porque no son descendientes de esclavizados, pero sí son descendientes de africanos y africanas nacidos acá (Argentina)”, explicó.

Créditos: Emiliano Collado.

Luego, para la década del ‘90 hubo otra ola migratoria de africanos. Ahora bien, que sean afrodescendientes argentinos; afroargentinos, hijos de inmigrantes africanos; o los africanos que llegaron después: “todos siguen siendo víctimas de racismo estructural, institucional, constitucional, sistémico y cultural que opera en Argentina”, resaltó. 

Quien no se cuenta, no existe

En el Censo Nacional de Población, Viviendas y Hogares del 2010, se retomó luego de un siglo la variable demográfica afro dentro de los cuestionarios, pero no estaba presente en todos los cuestionarios, sino únicamente en los “extendidos”, que conformaban el 10% del total de cuestionarios que se utilizaban en las grandes ciudades, de más de 50 mil habitantes, con lo cual funcionó como una muestra. “Muchas personas no tuvieron la oportunidad de manifestar su afrodescendencia y eso arrojó como resultado redondeado de 150 mil personas apenas se habían autorreconocido como afrodescendiente”, señaló.

“Después de casi un siglo de ausencia en los censos, se había llevado a la invisibilidad total de afrodescendientes sobre todo los afrodescendientes argentinos y argentinas y los descendientes de caboverdeanos. Esa invisibilidad estadística implicaba la no existencia de personas afro en Argentina”, apuntó.

Para el Censo 2022, se incluyó la variable afrodescendiente en la totalidad de los cuestionarios. Sin embargo, la pregunta no estaba tan abierta, dado que únicamente se incluye a los afrodescendientes. Nengumbi reconoció que desde el IARPIDI sugieren “abrirlo más para dar mayor posibilidad y que la persona pueda identificarse de acuerdo a su ascendencia”.

“Todo ser humano tiene color, pero no existe negro, blanco ni amarillo, son identidades inventadas”.

Históricamente decir que una persona “es de color” está mal, pero “el activismo no logró generar un impacto para que se alcanzara el cambio necesario”, reconoció Nengumbi, al mismo tiempo que recalcó que “todo ser humano tiene color, no hay ser humano que es incoloro”, pero negro, blanco o amarillo, no existen “son identidades inventadas”. Existen pieles oscuras, claras o más oscuras.

De esta manera, Nengumbi destacó la importancia en dejar de referirse a este tipo de categorías inventadas y llamó a “cambiar las narrativas”, comenzando a “dejar de hablar en términos de colores y hablar en términos de continentes o nacionalidades”.

“Cuando se habla de europeos apuntan a los países franceses, ingleses. Cuando se va a Asia se apunta a Japón o China. Pero cuando se llega a las personas de ascendencia africana se pierde el nombre y se refieren al color, es ahí cuando el racismo está tan naturalizado que la gente reproduce un hablar racista, a veces sin darse cuenta, porque ya llegó a un nivel cultural, ahí está el desafío del cambio cultural”.

¿Qué deberíamos preguntarnos para ser una sociedad más inclusiva?

"Para ser una sociedad inclusiva, agregaría igualitaria, el punto de partida debe ser la condición humana y el acceso a derechos; porque el acceso a derechos responde a un formato racista donde hay un grupo privilegiado que tiene otro camino para acceder a derechos y cuando se trata de ascendencia africana y pueblos originarios, hay barrera en cuanto acceso a derecho. Se le niega la dignidad humana y más si volvemos al nacimiento del racismo con su corte epistémico, en el racismo epistémico, que inventó la existencia de diversas razas: blanca, amarilla,rojo y negro; y se armó una jerarquía donde arriba estaban los “blancos”, después los asiáticos, despues venían los pueblos originarios y africanos, por el color de la piel, al escalón más bajo; y esto implicaba como camino de acceso a derechos", reflexionó.