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COVID-19: el impacto de la cuarentena en los hábitos alimentarios

Científicas del CONICET estudian como cambian los hábitos alimentarios en tiempos de pandemia y su relación con el sistema inmune. Además, dan algunas recomendaciones para incorporar nutrientes a la dieta diaria.

COVID-19: el impacto de la cuarentena en los hábitos alimentarios

Una de las primeras medidas para detener propagación del coronavirus fue la del aislamiento social preventivo y obligatorio. Esta, inevitablemente, impactó en nuestros hábitos y modos de vida: no manejamos los horarios de sueño habituales, trabajamos de forma más desorganizada y hasta nuestra alimentación no es la misma. ¿Hasta qué punto esos cambios pueden afectar nuestro sistema inmune?

Las nutricionistas María Marta Andreatta Daniela Defagó, investigadoras del CONICET y María Emilce Sudriá, jefa del Servicio de Alimentación del hospital 4 de Junio "Dr. Ramón Carrillo" de la Provincia de Chaco, se propusieron responder en torno a los hábitos alimentarios.

El estudio exploratorio, que por el momento cuenta con resultados preliminares, registró las prácticas alimentarias de personas que consumen carnes y las de aquellas que cumplen una dieta vegetariana durante el aislamiento.

Las investigadores observaron, en primer lugar, un incremento de la preparación de comidas caseras en aproximadamente el 50% para ambas poblaciones, mientras que apenas el 2% de los encuestados declaró recurrir al delivery con mayor frecuencia. A su vez, el 55% de las personas encuestadas que comen carnes y el 62% de los vegetarianos consultados afirmó consumir alimentos por estrés y ansiedad.

Por otro lado, si bien en nuestro país el consumo de frutas y verduras en general es bajo, durante el aislamiento un alto porcentaje de encuestados bajó aún más su ingesta. Daniela Defagó, investigadora asistente del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA, CONICET-UNC) y docente de la escuela de nutrición de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) advierte a este respecto: "Las frutas y verduras son nuestra principal fuente de vitaminas, un aspecto que se relaciona íntimamente con la inmunonutrición. La respuesta inmune es nuestra defensa contra los agentes infecciosos y en este momento en el que enfrentamos la pandemia del COVID-19, la nutrición tiene un rol muy importante".

Numerosas investigaciones ya han demostrado que la nutrición cumple un rol fundamental para el correcto funcionamiento del sistema inmune e "incorporar nutrientes a la dieta diaria puede ayudar a contrarrestar los efectos inflamatorios producidos por algún agente infeccioso", destaca la científica.

Y es por esto que da algunas recomendaciones: dado que las vitaminas hidrosolubles se pierden en el agua de cocción, lo recomendable es que las verduras se consuman frescas, atendiendo a las medidas de higiene necesarias.

Además, teniendo en cuenta que el 91% de los encuestados que incluye carne en su dieta habitual declara consumir una o dos porciones de carne diarias, aconseja alternar la variedad de carnes rojas y blancas. "El omega-3 presente en la carne de pescado es un ácido graso antiinflamatorio, por lo que es ideal consumirla una o dos veces por semana", puntualiza Defagó.

En lo que respecta a los grupos de riesgo el consumo de alimentos inmunoprotectores cobra vital importancia. En poblaciones vulnerables es necesario estimular el consumo de "frutas, verduras, semillas y frutos secos, ya que pueden fortalecer la respuesta inmunológica", indica la investigadora.

Por último, adjudican a este evidente cambio en los hábitos alimentarios el aumento del estrés, la ansiedad a causa del aislamiento, así como las razones económicas y aquellas que devienen de las dificultades de acceso a los puntos de venta. Puntualizan, además, que el futuro de la investigación estará centrado en aquellos alimentos que se relacionan directamente con la inmunutrición en los grupos considerados de riesgo frente al COVID-19 y que al término de la cuarentena se preveen análisis que aporten claridad sobre el impacto del aislamiento en épocas de pandemia.

"Es un buen momento para reflexionar de qué modo nos estamos alimentando y cómo la producción industrial de animales, tratados con antibióticos y hormonas para resistir la crianza masiva y el hacinamiento resultante, impacta en nuestra salud", concluye Andreatta.

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