Cuando pensamos en el corazón roto, la primera idea que nos viene a la mente, por nuestra diversa exposición a consumos culturales, tiene que ver con esa sensación desgarradora de que el amor de una persona no sea correspondido (o sus variantes de haber sido engañado, haber sido decepcionado o dejado de lado, o incluso la melancolía, el letargo y el pesimismo de cuando las cosas con una pareja simplemente no funcionan).

Sin embargo, más allá de lo sentimental, nuestro corazón —es decir, el órgano como tal— realmente puede sufrir lesiones de distintos tipos y una de ellas, el ataque al corazón. Irónicamente (o no), parece que la oxitocina, una hormona relacionada con el placer y el afecto, podría ayudar a curar el daño después de un episodio de este tipo.

Una investigación de la Universidad Estatal de Michigan, publicada en Frontiers in Cell and Developmental Biology, mostró que en cultivos de células humanas y de pez cebra, la oxitocina tiene una función insospechada.

Para ponernos en contexto, hablemos del pez cebra. Esta especie, famosa por su extraordinaria capacidad para regenerar órganos —incluidos el cerebro, la retina, los órganos internos, los huesos y la piel— no sufren ataques cardíacos, pero sus muchos depredadores si los ponen en riesgo al morder cualquiera de sus órganos, incluido el corazón. Es allí cuando este increíble animal puede volver a crecer su corazón cuando se ha perdido hasta una cuarta parte gracias a unas células derivadas del epicardio, conocidas como EpiPC, que promueven la proliferación (crecimiento) de cardiomiocitos, un tipo de células musculares que generan las contracciones del corazón.

Pero, ¿cómo los EpiPC del pez cebra reparan el corazón de manera tan eficiente? ¿Podemos encontrar algo similar que impulse artificialmente la producción de EpiPC en humanos?

La respuesta parece ser la oxitocina. Esta hormona, bien conocida por promover lazos sociales y generar sensaciones placenteras, por ejemplo, a partir del arte, el ejercicio o el sexo; tiene un efecto similar en el tejido humano in vitro (que se refiere al estudio de algun tejido o célula pero analizado de manera aislada, por ejemplo en un tubo de ensayo).

Según pudieron observar los investigadores, estimula a las células de la capa externa del corazón (epicardio) para que migren a su capa media (miocardio) y allí se desarrollen como los ya mencionados cardiomiocitos (todo esto mediante un complicado mecanismo que incluye, también, a las EpiPC).

Los cardiomiocetos generalmente mueren en grandes cantidades después de un ataque al corazón, y debido a que son células altamente especializadas que no pueden reponerse, he aqui la importancia de encontrar un mecanismo que pueda cumplir esa función. Los investigadores creen, de hecho, que este descubrimiento podría usarse algún día para promover la regeneración del corazón humano después de un ataque al corazón.

"Aquí mostramos que la oxitocina, un neuropéptido también conocido como la "hormona del amor", es capaz de activar los mecanismos de reparación del corazón en cultivos de células humanas y de pez cebra en corazones lesionados, abriendo la puerta a nuevas terapias potenciales para la regeneración del corazón en humanos”, dijo el Dr. Aitor. Aguirre, profesor asistente en el Departamento de Ingeniería Biomédica de la Universidad Estatal de Michigan y autor principal del estudio. "Incluso si la regeneración del corazón es solo parcial, los beneficios para los pacientes podrían ser enormes". 

Aún quedan algunas dificultades: la oxitocina en sí tiene una corta duración en la circulación, por lo que sus efectos en los humanos podrían verse obstaculizados por eso. Sin embargo, los especialistas creen que los medicamentos diseñados específicamente con una vida media más larga o de mayor potencia podrían ser útiles en este contexto.