A medida que nuestro planeta se enfrenta a las crecientes amenazas de un clima más cálido, deforestaciones y extinción masiva de especies, las investigaciones en torno a la relación entre el ser humano y la naturaleza se vuelven cada vez más relevantes (y urgentes).

Existen antecedentes de los varios beneficios de la conexión con nuestro entorno natural —incluidos el bienestar, la salud, la felicidad y una vida satisfactoria— y, particularmente, cómo esta conexión puede tener un efecto indirecto en la calidad de vida a través de buenas prácticas ambientales. Un nuevo estudio mostró, además, cómo esa conexión se da en niñes. 

Aunque la definición puede variar en la literatura, la conexión con la naturaleza abarca, a grandes rasgos, la apreciación y comprensión de la interconexión entre los seres humanos y otros organismos vivos. 

Laura Berrera-Hernández, investigadora principal, explica que es más que amor por la naturaleza, y describe esa conexión como el acto de "ser conscientes de la interrelación y dependencia entre nosotros y la naturaleza, apreciar todos los matices de la naturaleza y sentirnos parte de ella".

Para evaluar esta característica en niñes, Berrera-Hernández y su equipo encuestaron a 296 estudiantes de entre 9 y 12 años midiendo tanto su conexión con la naturaleza (por ejemplo, preguntando cuán de acuerdo estaban con que "los humanos son parte del mundo natural") como sus comportamientos sostenibles o proambientales ("separo las botellas vacías para reciclar") y su felicidad.

Los resultados revelaron una relación significativa entre la conexión con la naturaleza y los comportamientos sostenibles, que a su vez impactan la felicidad. Esto sugiere que los niños que se perciben más conectados con la naturaleza tienden a comportamientos más sostenibles y, por lo tanto, también tienen mayores niveles de felicidad, un vínculo que estudios anteriores ya habían observado también en adultos. 

"Padres y maestros deben promover que los niños tengan contactos más significativos con su entorno, nuestros resultados indican que la exposición a la naturaleza está relacionada con su conexión y, a su vez, con comportamientos sostenibles y felicidad", explica Berrera-Hernández.