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¿De dónde salieron las sillas que están en todos lados?

Muy elegido por bares, cafeterías y restaurantes, seguramente te sentaste más de una vez en un ejemplar del modelo Tolix. Te contamos cómo surgió la tendencia. 

¿De dónde salieron las sillas que están en todos lados?
(Tolix)

Son duras, resistentes, relativamente cómodas, se pueden apilar, vienen en una amplia variedad de colores y son más baratas que otros modelos de moda en el mercado. Las sillas Tolix lo tienen todo para triunfar, pero sobre todo están asociadas a una estética que garantiza su vigencia: la onda industrial.

Plaga en Buenos Aires y en muchos otros lugares del mundo, el estilo galponero y fabril se adaptó a todo tipo de emprendimientos: restaurantes, bares, cafeterías, locales de bazar y textiles, centros culturales y más. Cerámicas neutras o ladrillos a la vista, bombitas retro colgantes o lámparas de hierro, barras de madera, banquetas y sillas metálicas son el ABC de una tendencia que llegó hace varios años y no parece estar lista para irse. En ese contexto, la Tolix es uno de los ítems más elegidos para amueblar establecimientos de forma práctica, "cool" y económica.

La historia de su diseño tiene mucho que ver con su aplicación actual. De acuerdo al relato publicado por la marca, la silla (que en realidad se llama "Tolix A Chair") fue registrada en 1927 por su creador francés, Xavier Pauchard. El señor, que era oriundo de Borgoña, había experimentado con varios objetos domésticos de chapa galvanizada hasta llegar a este hit absoluto, que pronto fue incorporado en fábricas, hospitales y oficinas, como también en parques públicos y terrazas de cafés. Hacia finales de los 50, la compañía -que, luego del fallecimiento de Pauchard en 1948, había quedado en manos de su hijo- producía 60.000 unidades por año y empleaba a 80 personas. 

En 2004, la familia propietaria estaba en quiebra y vendió la empresa. Una mujer francesa de nombre Chantal Andriot tomó sus riendas, con claro éxito: en poco tiempo, su desempeño llevó a un revival de Tolix, que se encontró exportando la mitad de su producción a Estados Unidos. En ese entonces empezó la fiebre que trajo las simpáticas sillas a nuestro puerto. 

Más allá de la versión oficial del origen del modelo, lo cierto es que antes de que Pauchard registrara su obra ya existían sillas muy similares. Es el caso de The Multipl, de otro diseñador francés llamado Joseph Mathieu, que hoy forma parte de la colección del museo Vitra, en Alemania, y fue patentada en 1922. "Es una de las primeras sillas metálicas de bajo costo que diferentes fabricantes franceses produjeron en grandes cantidades entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial", detallan en la descripción de la obra. Es decir: desde un primer momento hubo variantes del modelo, algunas más o menos reconocidas. “En esos días no había derechos de propiedad muy estrictos", explica Charlotte Fiell, especialista en este tipo de mobiliario, al medio The Vox. "Si alguien veía que una silla funcionaba bien hacía su propia versión, así que es difícil saber con certeza quién fue el creador”.  

Lo único seguro es que la marca que sobrevivió al paso de los años fue Tolix y es el nombre comúnmente utilizado para referirse a este tipo de sillas. En Argentina se comercializa en grandes tiendas como Sodimac y Falabella, además de MercadoLibre. En el rubro gastronómico, algunos de los lugares donde se puede ver (y usar) son Mooi, La Calle Bar, Negro Cueva de Café y The Food Truck Store. También es muy frecuente encontrar banquetas altas y bajas que imitan la estructura de la silla, sin respaldo. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Un lugar para trabajar donde sirven café rico y anda el wifi. No más preguntas, señor juez. #NEGROTribunales

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