Esta vez, el operativo de seguridad para la llegada de Boca al Monumental fuencionó a la perfección. Custodiadio por la Policía de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires, el equipo de Alfaro viajó cerca de 30 minutos de un lugar al otro, bordeando toda la capital federal y sin tránsito que lo frene.

El trayecto desde Ezeiza implicó viaje por la autopista Riccheri, la autopista 25 de Mayo, el Paseo del Bajo, Autopista Illia hasta Sarmiento y desde allí fue por Avenida del Libertador hasta ingresar por Lidoro Quintero al estacionamiento del estadio.

La tensión por la llegada en la esquina en la que todo fue caos hace 10 meses, fue sólo imaginaria. Esta vez, los efectivos no permitieron que los hinchas de River ronden por la avenida y fueron detenidos sobre Monroe, evitando el contacto directo ahí y en las calles que se paran a Av Libertador de Quintero en Núñez.

El único contacto con gente de River fue a 2 horas y 15 minutos del comienzo del juego y en la puerta del Monumental, en donde no pasó más allá de algún grito de los Millonarios que comenzarona copar en estadio.