Si el rebrote de coronavirus (COVID-19) en Estados Unidos y el protocolo que se aplicará en la "burbuja" de Flushing Meadows ya generaban controversias entre algunos tenistas del circuito, la última medida que anunció la Federación de Tenis de Estados Unidos (USTA), definitivamente, no ayudó a generar confianza para que los jugadores se decidan a viajar a Nueva York.
A dos semanas del inicio de la gira de cemento, que incluirá los torneos Western & Southern Open (Masters 1000 de Cincinnati) y el US Open, la USTA informó que le exigirá a los jugadores y jugadoras que firmen un documento eximiendo a la organización de cualquier responsabilidad sobre posibles contagios e incluso muertes por coronavirus durante los torneos.
El texto, que fue filtrado en redes sociales por el tenista holandés Wesley Koolhof, 17 del mundo en dobles, dice que el firmante asume "voluntariamente la responsabilidad total sobre cualquier riesgo, incluyendo la muerte, que pueda suceder conmigo u otras personas que entren en contacto conmigo, como resultado de mi presencia en las instalaciones, ya sea por negligencia del NTC (National Tennis Center) o de otro modo".
Además, la nota aclara que los tenistas tendrán prohibido llevar acciones legales contra cualquier organismo o persona involucrada en los torneos.
El Abierto de Estados Unidos, que comenzará el 31 de agosto, ya tiene ausencias importantes como la del español Rafael Nadal (2° del mundo), quien explicó la semana pasada que por temor a la pandemia "por ahora prefiero no viajar". Además, tampoco estará el suizo Roger Federer (4°), que se está recuperando de una lesión, su compatriota Stanislas Wawrinka y el australiano Nick Kyrgios (40°).
Entre las mujeres, la baja más resonante es la de la número 1 del mundo, la australiana Ashleigh Barty.