La segunda ola de coronavirus (COVID-19) avanza con fuerza en Europa y uno de los principales países afectados es Reino Unido, que en las últimas horas reconoció que una nueva cepa de la enfermedad está fuera de control, por lo que dispuso severas medidas restrictivas, que obliga a los ciudadanos a trabajar y quedarse en sus casas, salvo limitadas excepciones.

El ministro de Salud británico, Matt Hancock, reconoció que la nueva cepa de coronavirus detectada en Londres y en el sureste del país no es más grave, pero sí se propaga más rápidamente. "Es una enfermedad mortal y debemos controlarla, lo cual es más difícil con esta nueva variante", afirmó el funcionario en una entrevista con la cadena británica Sky News, al tiempo que advirtió que el país se enfrenta a "un momento muy difícil de controlar hasta que llegue el desembarco de la vacuna".

En ese sentido, Hancock especificó que hasta este sábado habían sido vacunadas 350.000 personas. "Vamos a salir adelante pero nos esperan meses difíciles", indicó.

Tanto Londres como regiones del sureste de Inglaterra, según anunció el primer ministro británico Boris Johnson, pasaron del nivel 3 al 4, que comprende restricciones más severas, incluidas las instalaciones de ocio y servicios no esenciales.

En este contexto, Holanda y Bélgica decidieron suspender los viajes procedentes de Reino Unido, mientras que Alemania reconoció que está estudiando "seriamente" tomar la misma medida e incluiría en las suspensiones a Sudáfrica.

Sydney queda aislada

Por otro lado, las autoridades de Australia decretaron el cierre de Sidney, la ciudad más poblada del país, a partir de este lunes, luego de que se detectara un nuevo brote de coronavirus: en las últimas 24 horas se detectaron 44 nuevos positivos, de los cuales 30 correspondían a Sidney.

Entre las medidas impuestas por el gobierno australiano se incluye que todos los ciudadanos residentes en dicha ciudad deberán guardar una cuarentena de 14 días antes de entrar en cualquier otro estado del país.

Estados Unidos distribuye la vacuna de Moderna

Luego de aprobar la vacuna contra el coronavirus del laboratorio Moderna, Estados Unidos inició su distribución en todo su territorio tras registrar un nuevo récord de casos diarios de coronavirus.

Una semana después de aprobar la vacuna de Pfizer, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) autorizó anoche de emergencia la vacuna del laboratorio estadounidense. "La distribución de la vacuna Moderna ya comenzó", dijo el general Gus Perna, responsable de la operación gubernamental para garantizar la entrega de las vacunas.

Además, destacó que las condiciones de almacenamiento menos estrictas la vacuna de Moderna -necesita -20ºC en lugar de los -70ºC de la de Pfizer- otorgan una mayor "flexibilidad para satisfacer las necesidades de las zonas rurales y de más difícil acceso".

Por último, según la agencia de noticias AFP, Perna indicó que el Gobierno espera haber entregado 20 millones de dosis para fin de año, aunque posiblemente esa cifra se logre en la primera semana de enero.