Hace ya más de seis meses, precisamente en diciembre del año anterior, un jubilado porteño de 94 años recibió un llamado por parte de un hombre que aseguraba ser su hijo. El empresario, vecino de Palermo y parte de una firma dedicada a producir equipamiento médico, escuchó a aquel hombre afirmar que debía cambiar sus dólares en efectivo porque los que guardaba dentro de su casa saldrían ya de circulación, que luego le enviaría a un hombre de confianza a buscar la suma. 

Así, 185 mil dólares se llevaron los delincuentes con el famoso “cuento del tío”, modalidad ya vista desde hace varios años que no pierde la vigencia. Pero este truco terminó costandoles caro, ya que luego de una intensa investigación a cargo del Departamento Unidad Federal de Investigaciones Especiales de la Policía Federal, los tres estafadores pertenecientes a la comunidad gitana cayeron tras las rejas.

El primero sospechoso arrestado, de 30 años, llamado Cristian David Mitrovich, percibe un beneficio del ANSES y, según sus datos en la AFIP, se dedica al rubro de servicios inmobiliarios. Julio Castillo, de 50 años, el hombre que se ocultaba tras el teléfono, fue el segundo en caer. Su compañera Lucía Demetrio, de 37 años, no quedó detendia pero se le incautaron diez teléfonos y varios chips, además de documentación para la causa.

Esta modalidad es una de las más usadas en las últimas décadas y las estadísticas correspondientes son un llamado de alarma a la sociedad y a los servicios de seguridad para intentar disminuir el número de víctimas que sufren cada año las estafas que propician estos delincuentes sin mucho esfuerzo. Sin ir más lejos, en julio del año pasado fue detenida la mayor banda de la historia reciente con una impresionante recaudación total: más de $50 millones entre dólares y pesos.