Tesla está intentando construir su primera fábrica en Europa, pero se encuentra continuamente con obstáculo que lo impiden. Una historia de bombas, ecologistas y el gobierno alemán.

El terreno está ubicado en Grünheide, a unos kilómetros de Berlín, y podría contener bombas de la Segunda Mundial. Sin embargo, ese no es el único inconveniente con el que se ha topado Elon Musk.

Una sentencia emitida por el tribunal de Berlín obliga a Tesla a dejar de talar árboles en el futuro lugar donde irá la fábrica. Este fallo se considera una victoria de los ecologistas que se manifestaron en contra de la apertura.

Los proyectos ya iniciados se han abordado sin permisos en regla, lo que abre un conflicto judicial. El tribunal sostuvo que emitió la orden para detener la tala de árboles porque tuvo tres días para evaluar el impacto medioambiental y las medidas para compensar esos daños.

La queja fue presentada por la movilización de ecologistas denominada Gruene Liga Brandenburg. Los legisladores advierten que esta batalla legal genera un daño en la imagen de Alemania como lugar para hacer negocios.

Por el momento Tesla tiene dos fábricas: una ubicada en California y la otra en China. Elons Musk recibe palos en la rueda para montar la tercera fábrica, luego de las recientes medidas. Una marca que lleva como bandera la movilidad sustentable lucha contra los ambientalistas, una verdadera paradoja.