El mensaje de los organizadores del Australian Open había sido claro: todos los participantes deben estar vacunados contra el coronavirus (COVID-19) o tendrán que solicitar una exención médica que cumplas con las normas establecidas por el gobierno para poder jugar. Sin mencionarlo, el destinatario había sido Novak Djokoivc, quien nunca reveló su estado de vacunación, y hasta fines del año pasado no había decidido si iba participar del primer Grand Slam de la temporada.

Finalmente, el número 1 del mundo anunció este martes con un mensaje en sus redes sociales que, gracias a una "exención médica", dirá presente en Melbourne. Pero lejos de que desaparecieran las especulaciones, el coronavirus y la vacunación siguen generando conflictos alrededor del torneo.

Es que más allá de las críticas por parte de los fanáticos que está recibiendo la organización tras la habilitación que le otorgó al serbio, se reavivó el caso de Natalia Vikhlyantseva, quien no podrá disputar el Australian Open pese a haber recibido el esquema de vacunación completo. ¿Cuál es el problema? Fue inoculada con la Sputnik V, que hasta hoy no está aprobada por la TGA (Therapeutic Good Administration) de Australia.

"Desafortunadamente, no participaré en el evento del Australian Open de este año. Estoy muy contenta con el nivel de tenis que mostré en los últimos eventos y deseo jugar en Australia pero el Sputnik V aún no está verificado. ¡Buena suerte a todos los participantes y al equipo de Australian Open, que siempre hacían eventos increíbles!", escribió días atrás en sus redes sociales la tenista rusa, actual número 195 del ranking WTA.

En diciembre pasado, James Merlino, el primer ministro del estado de Victoria, cuya capital es Melbourne, la ciudad anfitriona del Grand Slam, dijo: "Todos esperan con ansias el Australian Open y se espera que todos los que asistirán (espectadores, jugadores, oficiales, personal) estén completamente vacunados". Vikhlyantseva lo está, aunque un conflicto administrativo la deja afuera.